El árbol

   

 

     Sé de un árbol de frondosas ramas y perenne verde cuyas raíces se pierden en cuatro patas que lo sostienen.

     Un árbol vestido de adornos y luz en sus rincones, que nos recuerda que llegó una hermosa señora de nombre Navidad.

     Se hizo presente en mi hogar más tardío que nunca. La falta de tiempo, un aislamiento obligado y ambiente enrarecido por circunstancias históricamente extrañas, hicieron postergar su aparición en la escena de nuestra vida.

     Pero ahí está y estará; mirando, señalando, advirtiendo que es Navidad y seguirá siéndolo con su presencia hasta que por fin las caras dejen de mostrar caretas y los miedos regresen al baúl del que nunca debieron salir.

     Muchos lamentamos el año vivido, pero yo celebraré que aún seguimos vivos para contarlo y aguardaremos esperanzados el venidero.

     Es hora de recordar, de recordarnos; de acercar, de acercarnos aunque entre nosotros medie un mundo de distancia.

     No por estar alejados estaremos menos cerca.

     La vida seguirá y con ella las ilusiones colgadas en todos los abrazos que dejo en cada rama de ese árbol; en cada recuerdo al ser querido.

     A los míos, a mi familia, a los amigos y a toda alma de bien, sólo puedo deciros…

 

                                         ¡¡¡F E L I Z  N A V I D A D!!!