Dos sombras caminan por senderos de otros tiempos; se diría que fueron
buenos tiempos, sin duda. Tiempos de paseos, de juegos, de caricias, de
amistad de la buena. Esa amistad sin palabras en la que unos ojos se miran
y no es necesario añadir nada más.
Hoy podría ser un día triste y en verdad, hay un resquicio lleno de
cierta amargura, quizás de algún remordimiento o intranquilidad de
conciencia que me hacen hablar a mis recuerdos con una parte del corazón
encogido.
Pero debo pensar conjugando los verbos en futuro esperanzador por encima
de una conmemoración de muy triste recuerdo.
Tres años que parecieran ayer; tres años de ausencia física pero nunca
tres años de olvido. Porque esa amistad de la buena, ni la señora muerte
puede romper aunque la vista de invisibilidad.
Para los que como yo creemos que nada acaba aquí, quisiera pensar y así
pienso que un día más o menos lejano, dos sombras se volverán a unir para
seguir caminando juntas en un lugar llamado eternidad.
A mi amigo Ron, siempre amigo, siempre fiel.
Nunca se les olvida. Siempre tendrás su sombra en el corazón.
ResponderEliminarUn abrazo y sigo con mi tratamiento.
Así es amiga. Ahora me acompaña una sombra más pequeña, pero de esas que también nos siguen dejando marcados.
ResponderEliminarUn abrazo y que tu tratamiento vaya tan bien como esperas