La figura

 

Cuando el sol se esconde entre nubes cargadas de finas lluvias y el color plomizo de un invierno recién estrenado se asoma a las puertas de mi viejo blog, doy dos vueltas de llave para abrir la cerradura de un local vacío en gentes pero lleno de recuerdos.

Rodeado de algarabías de calles que despiertan a un día marcado en el calendario como fiesta entre las fiestas, tomo asiento en un taburete que siempre me esperó por mucho que me hiciera de rogar y sujetando entre las manos el calor de un reconfortante café manchado de blanco, miro al frente y aquieto el corazón ante la serena imagen de una figura.

Una figura pequeña, sencilla, de mujer. Una mujer de otros tiempos, de otros siglos pasados, presentes y eternamente futuros.

Transmite paz, serenidad, espera, ilusión y asombro y aún siendo pequeña en tamaño, es enorme en significado.

Para los que creemos en lo que esa figura representa, viviremos una Navidad también de espera. Esperando un futuro más sereno que este presente lleno de miedos, incertidumbres y sinrazones. Un futuro en el que nuestro motor sea nuestra salud y el bienestar propio y el de los nuestros para poder transmitir a los demás la alegría que quizás está escondida por todos los acontecimientos que nos está tocando vivir.

Sin grandes lujos visibles, pero con el gran lujo de poder disfrutar de la compañía que queremos aunque nos separen muchas mesas de distancia, a todo el mundo le deseo una Navidad llena de todo lo que añoramos el resto del año.

Que esa mirada serena y esa paz transmitida de la figura, sean el mayor y mejor contagio al mundo.

 

¡FELIZ NAVIDAD!