Un
mensaje en la pantalla; una inesperada esperanza en un mundo hambriento de
buenas noticias.
Un
texto escueto me informaba que en algún lugar de un hospital cercano alguien me
esperaba en un par de horas, jeringa en mano, para inocularme una primera dosis
de salvación. Tres opciones me ofrecían: aceptar,
rechazar o posponer. No hicieron falta monedas al aire ni piedras papeles o
tijeras. Pulsé aceptar y así mis pasos o más bien mi coche, me llevaron hasta
una fila de gentes que fueron tan afortunadas como yo.
Una
sonrisa me esperaba tras una bata blanca y con ella una fina aguja que
acertadamente penetró en mi brazo izquierdo sin apenas hacerse notar. Ningún
dolor y una simple instrucción de esperar diez minutos sentado en una de las
muchas butacas del salón de actos del hospital habilitado para tal fin. Los
diez o quince minutos, eran preceptivos ante alguna posible aunque improbable
reacción adversa.
Esos
diez minutos dieron para mucho: observar, recapacitar, mirar el oscuro techo
como si del cielo se tratara, respirar hondo, pensar profundamente y dar gracias por lo
recibido aunque en ese agradecimiento existía también una dosis de cierta
tristeza o nostalgia al percatarme que en aquel gran salón, muchas de sus
butacas permanecían vacías.
¡Qué
no hubiera dado yo porque ese salón estuviera también ocupado por todas
aquellas personas que de poco más de un año a esta parte, jamás tuvieron ni tendrán la
oportunidad de recibir ningún mensaje como el mío!
A
todas esas personas, mi recuerdo, mi añoranza y mi oración.
Perfecta descripción de una situación por la que pasaremos la mayoría de los ciudadanos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ojalá Matías en pocos meses podamos vivir todos mucho más tranquilos.
ResponderEliminarGracias. Un abrazo
Ya me tocó también y ni me lo pensé. Es la única manera de luchar contra el enemigo. Al menos te da tranquilidad. A partir de la segunda dosis, cuentas dos semanas y ya estás inmunizado. El cuerpo tiene los anticuerpos suficientes para que si te contagias, sea muy leve y sin mortalidad. Pero sin bajar la guardia.
ResponderEliminarUn abrazo para el chico de la mochila.
En mi caso, habiéndolo pasado y cuando me pongan la segunda dosis, me van a salir los anticuerpos por las orejas. Ganas tengo de que un día me puedan decir que estoy inmunizado aunque no por ello creo que me descuide. Al menos, sí que viviremos en casa con una mayor tranquilidad. Espero que vayas bien con tu tratamiento. Un abrazo amiga
ResponderEliminarBueno me di la primera dosis el domingo la segunda
ResponderEliminarQue bonito blog tienes esta lleno de luz
Muchas gracias. Espero que te vaya muy bien con esas vacunas.
ResponderEliminarBesos
Solo quiero saber si estás, estáis todos bien, querido amigo.
ResponderEliminarYo sigo con mi tratamiento, duros los efectos de la radio, te deja sin fuerzas y con fatiga. Por recomendación me voy a ir unos días a los Picos de Europa, me vendrá bien cambiar de aires y de ánimo.
Pero sigo hacia adelante.
Un abrazo.
Estar, estoy querida amiga aunque debido a mucho trabajo desde hace meses, tengo abandonado el blog y lo que es peor, a la buena gente que siempre me habéis visitado. Deseando tener las vacaciones que aún no he disfrutado y que este año quizás necesite más que nunca.
ResponderEliminarEspero que esa radio surta buenos efectos y que esa estancia en los Picos de Europa te venga tan bien como sin duda espero y deseo que así sea.
Mis mejores deseos y también mis oraciones.
Un fuerte abrazo y agradecimiento por tu interés.