Muchas son las personas que han escrito, cantado, hablado o simplemente pensado en el roce de una piel.
Cuántos poetas, cantantes, pensadores, filósofos o simples enamorados, se refirieron a ese momento íntimo, sensible y lleno de sensaciones placenteras que una piel con otra puede llegar a producir.
Algunos hablan de nirvana, otros hablan de cabellos erizados, otros muchos de cierto escalofrío corporal.
Pero esa imagen idílica, esos ojos tiernos, esas miradas lascivas y esas dulces palabras al oído, se disiparon ayer en mí, cuando abrazado a una fría y delgada barra metálica vertical, siento la respiración cercana de un tipo maloliente que además me aprisiona el costillar izquierdo, mientras un bolso de imitación deja casi marcadas en mi pierna derecha las palabras D&G.
Goterones de sudor recorren mi cuerpo. Mis extremidades, comienzan a notar un cierto hormigueo sin hormigas que las recorran y mi mente comienza a jugarme malas pasadas, cuando en un alarde de imaginación, positivismo o sencillamente cierto grado de locura, me veo a mí mismo en un local nocturno, bebiendo un whisky mientras una hermosa mujer semidesnuda se contonea en otra de esas barras metálicas al ritmo de una sensual música de fondo.
Todo idílico hasta que empujado por la marabunta, atravieso unas puertas que se abren y leo en un enorme cartel lleno de hipocresía:
METRO de MADRID, les desea FELIZ NAVIDAD
Jajaja, muy bueno. Me hubiera gustado estar allí para reír un poco
ResponderEliminarUn abrazo
Fantástica y ocurrente entrada, amigo Luismi,le has puesto un toque sensual y sarcástico, con un final inesperado, pero real como la vida misma.
ResponderEliminarEs lo que hay y encima lo soportamos a diario.
Bienvenido a la realidad cotidiana.
Saludos.
Gracias por vuestros comentarios. A José María gracias dobles por quedarse por estos barrios y os deseo on FELIZ AÑO 2013.
ResponderEliminarBesos y abrazos