De
vez en cuando en las redes sociales, aparecen como un flash o toques
de atención, ciertos pensamientos, frases u ocurrencias de alguien
que siendo popular, histórico o un simple anónimo escondido en su
anonimato, golpean mi cerebelo despertando esa parte que me persigue
aunque normalmente yo corro más y que me hace meditar lo leído o
escuchado.
Esta
vez, un pensamiento captó completamente mi atención en el lapsus de
tiempo suficiente para dedicar unos minutos a exponerlo, relatarlo y
meditarlo públicamente.
“Me
gusta cuando no debo cuidar lo que digo. Eso significa que estoy con
las personas correctas”
Desconozco
autoría y primera publicación, pero me resulta tan familiar, tan
cotidiano, tan real, que puedo asegurar que quien lo concibió sabía
perfectamente lo que decía.
Cabe
preguntarse en quién confiar, en quien depositar ideas, vivencias,
hechos, lo malo y lo bueno de la vida y ciertamente cuando llegamos a
la conclusión de que damos con personas con las que no nos importa
cuidar lo que decimos, hemos dado en el clavo a la hora de buscar
tesoros tan escondidos como el de la naturalidad en una relación de
confianza.
Cuando
dos caras se miran y medimos las palabras, esas personas se
distancian en miles de kilómetros aunque las separe sólo una ráfaga
de viento.
Últimamente,
me convertí en un ser selectivo; con el mismo porcentaje de
selectividad que se me aplica a mí o a mi entorno más cercano y a
muchas pruebas me remito. Llegó el momento de dejar separados agua y
aceite y no devanar ideas, conciencias o sesos pensando lo que pudo
ser, debía ser y al final concluir que mejor no serlo.
Si
al hablar con alguien pienso algo diferente a lo que escucho en los
ojos de las personas, mejor no dar lugar a encuentros que no aporten
nada más que interrogantes malsanos. No hay necesidad de buscar
vacías conversaciones, ni amistades peligrosamente falsas, ni
segundos u horas perdidas por ambas partes.
La
hipocresía ni sé, ni quiero aprender a conjugarla. Intento ir en
dirección opuesta por más que las rachas, no siempre de viento, me
lleven hacia ella.
Ahora prefiero
un futuro andado con pies de plomo que mil pasados corriendo descalzo
en pos de una quimera.
La verdad, entiendo esa postura.
ResponderEliminarBesos.
Gracias. Besos
ResponderEliminarQuerido luismi.
ResponderEliminarEsta noche de calor y bajo el anaranjado blanco de la luna te leo y me llevas a lugares y situaciones qye mucho tienen que ver con esa seleccion de amistades peligrosas que todos en alguna ocasion hemos padecido.
Me hiciste recapacitar y ante mi primera respuesta de que yo no mido con nadie tengo que reconocer que me engaño..si mido y mas de lo que creia. Esa frase tiene toda la razon .Que importante es encontrar alguien que te comprenda en una mala salida o comprenda una determinada aptitud.
Realmente encontrar amigos que sean familia es un don de Dios.
No te digo mas
Querida amiga: encontrar amigos que sean familia es tan difícil como encontrar familia que sean amigos.
ResponderEliminarEl caso es encontrar personas que se comprendan, que se complementen con sus virtudes y aprendan con sus defectos. No me valen las personas de sonrisas y abrazos vacíos.
Cuando se pierde la naturalidad de una presunta amistad o buena relación, es mejor bajarse de ese autobús para continuar camino por otra ruta.
Por eso quizás existan también personas cuya única amistad sea la soledad.
Soy de la opinión de que los buenos amigos tarde o temprano acaban encontrándose.
Besos
Hola Luismi!! A mi también me gusta esa frase, porque es tal cual, cuando hablamos con alguien y sentimos que podemos estar horas hablando sin ninguna incomodidad, ni tener que dar explicaciones de lo que decimos, ese es nuestro lugar, de lo contrario es mejor alejarse.Que tengas un buen dia!! Un abrazo!!
ResponderEliminarMuchas gracias Gra por tu comentario y un abrazo para ti también.
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