viernes, 25 de enero de 2019

En compañía

Los meses han ido cayendo en el calendario como un suspiro que no acabara de morir; meses de ausencia sentida en casa, en el recuerdo y el corazón. Ron sólo era un perro, pero era mi perro, mi amigo, mi compañero.

Muchos han sido los días desde aquel maldito 27 de abril pasado en los que me sentí solo acompañado por un simple teclado negro en los que descargar ideas y pensamientos. Él ya no estaba para ofrecerme su apoyo simplemente con su presencia y a Dios pongo por testigo que aún le sigo echando de menos.

Pero el tiempo quizás todo lo cura y llega un punto de inflexión en el que debemos mirar al frente y conjugar los verbos en futuro para que el pasado siempre sea perfecto.

Así hemos hecho y las casualidades, las ideas, las necesidades o simplemente el destino, nos ha llevado a otro futuro buscado y deseado.

Un futuro de pelo mestizo, ojos negros, dulzura en la mirada y cariño contagioso. 

Bastaron unas pocas horas para dejar de ser extraños al mirarnos y convertirnos ya así, sin más, en amigos inseparables.

¡Cuánto bien ha cruzado la puerta de nuestra casa para instalarse en los corazones de los que aquí vivimos!

Un animal que ha llenado en poco tiempo mi hogar de risas, juegos y cariños que en mi memoria tenía ya un poco olvidados.

Nunca Guinness (que así es como se llama) podrá ocupar o sustituir a lo que Ron fue durante dieciséis años, como tampoco ningún otro podrá sustituir a este pequeño que ya es uno más en la familia. Cada uno es único e insustituible.

Ojalá sepamos dar a este nuevo amigo todo el cariño que la traidora mano de quien le abandonó, no quiso darle y que sin duda merece.

Hoy ya no escribo solo; vuelvo a sentir unos ojos que me miran, acompañan y animan y doy gracias al pasado, al presente y al futuro que pueda compartir con este pequeño que ya forma también parte de mi historia y la de los míos.



* Dedicado a éste y a tantos y tantos animales abandonados por aquellos que no merecen tener tan buenos amigos. También a todos esos ángeles anónimos en protectoras y casas de acogida que se ofrecen voluntariamente a darles una segunda oportunidad. Especialmente a Sara, por ser ese ángel de la guarda que cuidó de él hasta que nuestros caminos se cruzaron y a Carolina por trabajar en el noble arte de proteger a estos animales.

A tod@s, desde la patata, G R A C I A S 



4 comentarios:

  1. Quizá no me creas, pero estaba esperando una entrada como ésta. Nunca se olvida a quien ocupó un lugar en nuestro corazón, pero mira hacia al frente y ya tienes quien te acompañe, a quien será tu sombra ojalá durante mucho tiempo.
    Es precioso y le has puesto nombre de cerveza🤗🤗. Disfruta de quien no ha querido tenerle, ¡maldita sea!.
    Felicidades a tu familia y un besito a 🐶🍺

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias querida amiga. Tarde o temprano tenía que llegar un nuevo amigo a casa y así ha sido. El nombre y quien realmente ha hecho todo, ha sido mi hija pequeña, pero yo no podía estar más de acuerdo.

    Un fuerte abrazo

    ResponderEliminar
  3. Querido luismi:
    Que alegría saberos felices conjugando este "presente indeterminado" que seguro os encagareis de disfrutar y compartir.
    Darle la más calurosa bienvenida a Guinness y alegrarme de vuestro aumento familiar.
    Un beso y un ladrido muy fuerte.
    Guau

    ResponderEliminar
  4. Muchas gracias por compartir la alegría que ahora tenemos con este nuevo pequeñín que ya se ha convertido en el rey de la casa.

    Besos

    ResponderEliminar

Se agradece siempre tu compañía y opinión. Este blog sería un algo en la nada sin comentarios.
Gracias

Calle Libertad

  Dejé una calle de nombre Libertad, echando la vista atrás con el gusto amargo de recuerdos que siendo hermosamente pasados y vividos, dudo...