lunes, 8 de agosto de 2022

Valientes

 

El mundo está falto de valientes; de personas que arriesgando sus propias convicciones o débiles fortalezas dan un paso al vacío con la esperanza de que quizás algo o alguien pueda detener su caída y poder remontar desde lo más profundo.

He sido afortunado conociendo alguna de esas gentes que habiendo sido míseros, hoy son grandes. Personas inmersas en drogas, malsanas vidas y frenéticos desenfrenos. Personas que queriendo sobresalir acabaron rodeados de soledades y sufrimientos físicos y mentales.

Gentes cuya soledad llegó al extremo de pensar que no existía una persona que les quisiera, un Dios que les diera una esperanza y ni tan siquiera un demonio que quisiera ser amigo.

¡Qué terrible debe ser encontrarse tan solo! Con la única compañía de un pensamiento de suicidio como vía de escape ante tanto sufrimiento.

Pero la vida da muchas vueltas; el destino es caprichoso y llega un momento, una ocasión, una “coincidencia” que hace que una de esas personas se encamine a un lugar alejado de todo y sobre todo alejado del ruido de un mundo que no cesa de bombardear mentes, cuerpos y almas.

Un lugar donde no existen pantallas actualizadas con miserias, ni radios informando de catástrofes. Donde sólo existe la palabra y la mano amiga del compañero que sirve de mutuo apoyo para salir de sus infiernos.

Donde a golpe de piedra, metal o cincelando maderas, se van formando a una nueva vida alejada de una muerte previsiblemente cercana.

Son valientes porque sin ayuda de psicólogos, fármacos ni encierros entre cuatro paredes, superan sus terribles abstinencias abrazados por la mirada del otro.

Y en ese otro, está Dios. Sí, ese Dios que para muchos es una invención, consuelo ficticio o supercherías de locos sin sentido de la realidad.

Mi fe me mueve a hacer muchas cosas, pero comparándome con el más miserable de esas personas que he conocido, no soy nada. Ver arrodillado a un hombre tras una gran barba con la mirada serena de quien se encuentra en un cielo aquí en la tierra contemplando al Santísimo, me lleva a pensar que los que nos quejamos de nimiedades día tras día teniéndolo todo, somos como aquellos fariseos de golpes de pecho y oraciones vanas.

He visto alguno de esos hombres ascender y descender un monte lleno de grandes piedras transportando al impedido con el único propósito de acercarle a una imagen blanca de hermoso rostro lleno de piedad.

Los he visto dar testimonio, cantar y bailar al son de músicas que hablaban de fe y amor mientras yo, bajo ese escenario, sonrío con la certeza de que este mundo todavía tiene solución si lo llenamos de valientes como estos.

Incluso he presenciado una película realizada por ellos mismos y que ya ha ganado un Óscar en ese cine de puertas abiertas que debería ser un corazón agradecido.

De regreso al hogar, me queda el recuerdo de un espíritu de superación y un rosario con los colores de unos continentes creado por las manos de estos hombres y mujeres que más allá de la nada, con su esfuerzo, lo son todo.

 

*Dedicado a todas las personas que componen el Cenáculo de Medjugorje (Bosnia Herzegovina) y de esos otros Cenáculos repartidas por todo el mundo. Y un recuerdo muy especial por ser parte de esta historia, a un balcánico de apariencia ruda, de nombre Nikola y apellido “Buen Corazón”.





 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Se agradece siempre tu compañía y opinión. Este blog sería un algo en la nada sin comentarios.
Gracias

Privilegiado

El diccionario nos revela que una persona privilegiada es aquella que tiene cierto privilegio, ventaja, derecho especial, prerrogativa o acc...