domingo, 9 de enero de 2011

Amadeo

Debajo de una gorrilla de cuadros, se esconde un hombre de fuerte complexión y cuerpo desgastado por los muchos años que le contemplan.
Un hombre que siempre nos recibe con los brazos abiertos y al que nunca le faltará mi abrazo y el beso sincero de los míos.

Nada nos une a él. Sólo es uno más de los muchos internos que mi anciana madre tiene por compañia en una de tantas residencias de ancianos.

Amadeo no es un tipo cualquiera. Con un simple apretón de manos, ya sientes todo el afecto que el ser humano es capaz de regalar.
Condenado a una silla de ruedas, anda por la vida entre esperanzas, desilusiones y una gran dosis de tristeza por el hijo que no está bien y por el que malvive en sus pensamientos.

Humildad, educación y sabios consejos, son tres lecciones que siempre nos llevamos tras cada encuentro.
Una persona que escucha y sabe escuchar. Un hombre razonable y al que quizás por ello y por su lucidez a pesar de tantos años a la espalda, la vida le esté tratando con una dureza que en el ocaso de sus días nunca mereció.

Hoy no era un día cualquiera. Era Nochebuena y quizás movidos por ese espíritu navideño que un día encontré, quisimos compartir visita, charla y mazapán con este buen hombre. Fue un encuentro alegre, una reunión entre amigos. A un lado, nosotros, envueltos en cariño y comprensión y en el otro, Amadeo rodeado de ansias por abrir su corazón y un baúl repleto de recuerdos.
Una charla cargada de buen humor, de peripecias en la mili y de mil y una historias que nos dibujaron a todos una gran sonrisa.

Era tiempo también de regalos y a modo de Papá Noel y sus tres Reinas Magas, quisimos darle un pequeño detalle en forma de colonia envuelta en un hermoso papel.

Su reacción, me conmovió y aún hoy se me eriza el vello recordando como este anciano lo recogió con un gran temblor de manos mientras la única palabra que pudo articular una y cien veces, era "gracias" y un río de lágrimas anegaban su rostro y nuestros corazones.

En ese momento, yo ya no vi al hombre, sino al niño que todos llevamos dentro. Y me ví a mí mismo al descubrir tras unas cortinas una bicicleta de colores y ruedas blancas con la que hice muchos kilómetros de infancia y aventuras.

Y así nos despedimos del anciano, del personaje, del amigo. Con el deseo sincero de que el futuro aflojara un poco el nudo del sufrimiento que la vida a veces aprieta en el corazón de la buena gente. 

14 comentarios:

  1. Estremecedora historia la que hoy nos narras. Seguro que, además de la colonia, regalásteis a Amadeo uno de los días más felices de su vida.
    Al entrar en una residencia de ancianos, una sensación que aún no sé describir, se apodera de la atmósfera y te encierra. Mientras unos cuentan con las continuas atenciones y visitas de sus familiares, otros parecen abandonados al decrépito futuro que se cierne ante ellos.
    Afortunadamente, existen personas como tú y tu familia, que no dudan en poner un poquito de felicidad a los que os rodean.

    Un besazo!

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  2. Pues sí Mónica. Es un mundo en el que entras y ves realmente la soledad de muchos ancianos que aunque están en compañia y normalmente bien cuidados, les miras a los ojos y ves mucha tristeza y soledad. Ojalá pudiera sacar de allí no sólo a mi madre, sino a otros muchos. Pero la vida muchas veces, no nos pone las cosas fáciles. Gracias como siempre por tus palabras.

    Un besazo.

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  3. Los sentimientos tiernos y amorosos, se perciben y llegan directos en vena al corazón,a ti te tocó, y eso te humaniza y te hace mejor....

    lo llevas dentro, y puedes repartirlo.... con nosotros en este post.... gracias amigo LuisMi.

    Un besazo muy muy fuerte para ti y para esos seres queridos que estan en la residencia... con sus soledades y sus recuerdos.

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  4. Muchas gracias Estrella. Siempre que pueda, repartiré estos buenos sentimientos que nos provocan la buena gente.

    Un besazo amiga.

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  5. Pero que dices...!!!!!!!

    ¿????????

    a mi Noraj Jones.... de donde te has sacado esa impresión..????????

    .... ya en serio..

    en otra reencarnación quiero ser como ella de guapa y cantar como ella, lo demás, me quedo como estoy....

    Un beso....Castellano

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  6. Mi sexto sentido nunca me falla, jeje.

    Besos lluviosos.

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  7. Siempre me ha dolido la tristeza de los niños y el abandono de los ancianos,¿por qué se llega a la soledad absoluta?, porque ya no son indispensables, porque requieren de cuidados como un niño, porque la sociedad "avanza" y no se permite el segundo de parar, de frenar...No lo sé, lo ignoro, forma parte de las múltiples preguntas que no tienen explicación válida...
    Tienes un corazón inmenso, un gesto así te desnuda el alma.
    Un abrazo.

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  8. Querido luismi, me emocionó tu historia, muchas veces pensamos que la vida es injusta pero solo Dios sabe el porque de las cosas, es un placer enorme leerte.
    querido amigo gracias por tus buenos deseos que dejaste en mi rinconcito, confio en Dios y tengo la esperanza que todo saldrá bien.
    gracias por tus palabras que reconfortan el alma.
    besitos para ti querido amigo, que Dios te bendiga hoy y cada uno de tus dias.

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  9. Gracias Taty. Yo también me hago muchas de esas preguntas y llego a un punto en el que me encuentro en un callejón sin salida. Tendremos que asumir la vida conforme nos viene.

    Un abrazo.

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  10. Mi querida Noemí, estoy seguro que con la confianza que siempre depositas en Dios, todo va a salir muy bien. Muchas gracias por tus palabras y ya sabes que aquí siempre tienes un rinconcito amigo.

    Un beso muy fuerte.

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  11. Hermosa historia...en todas las culturas se escucha a los viejos...son la voz de la experiencia...en la nuestra ,salvo gloriosos casos como el tuyo...mas bien poco...una vez mas me siento dichoso de llamar amigo a alguien como tu...un abrazo

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  12. Muchas gracias Alfonso. El sentimiento es compartido.

    Un fuerte abrazo

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  13. A mi si hay algo que me impresione mas que las arrugas de las personas mayores son sus ojos de pena,tanto una como otros son el resultado de toda una vida de desilusiones y desengaños que a mas de uno se le acumulan,En esa escena sus ojos recobran la alegria que hacia mucho que seguro que no sentia,lo que no entiendo es que si es tan facil aegrarles lo que les queda de vida,porque no lo hacemos!!Tenemos muchas cosas que agradecer a esas personas entrañables!No entiendo a toda esa gente que los deja en la residencia y se olvidan de que existen!

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  14. Yo tampoco lo entiendo Yolanda, aunque muchas veces las circunstancias de la vida obligan a muchas personas a estar separados de sus seres queridos. Lo importante, es que estas personas no caigan nunca en el olvido y aunque las visitas sean pocas, hacerlas siempre intensas y con todo el cariño que estos viejetes merecen.

    Un besote.

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