Recibir en casa a un viejo amigo, siempre es un motivo de alegría.
Doble si cabe en este caso, porque hacía muchos años que no nos veíamos.
¿Qué puedo decir de él?
En pocas palabras, lo definiría como entrañable, compañero de fatigas, aquel que siempre supo agradar a todos los que gozamos de su compañia y que nunca dudó en dar por los suyos hasta su última gota de esfuerzo.
Ahora viéndolo, cualquiera diría que no pasan por él los años.
Lo recuerdo siempre así, regordete y barrigón; algo bocazas, pero sin malicia.
De los que como yo, prefieren siempre una fresca bebida, al más completo y sano ejercicio.
Espero que se quede mucho tiempo entre nosotros, porque este amigo, es de los que nos hace pasar mejor los malos tragos que estamos viviendo últimamente en España.
Cuántos pequeños y buenos momentos vivimos juntos y cómo seguimos riéndonos ahora como entonces, cada vez que al mirarlo fijamente sigo diciéndole a la cara que por mucho que se empeñe, su pitorro sigue siendo más pequeño que el mío.
Foto Luismi |
Qué sería del mundo sin los viejos y entrañables amig@s? seguramente sería un mundo parco, egoísta y poco divertido.
ResponderEliminarBesitos de mariposa, Luismi.
Un amigo de los de antes ...y de los de siempre...Yo lo echo de menos...un abrazo,Luismi...buen verano
ResponderEliminarDiana, sin los viejos amigos, este mundo sería un asco tecnológico.
ResponderEliminarGracias por esos besitos de mariposa que se agradecen tanto.
Amigo Alfonso, aunque últimamente no contactemos demasiado, sabes que te deseo a tí y a los tuyos lo mejor. Que tengas un verano sobre todo sin sobresaltos conforme estamos unos y otros. Un fuerte abrazo para todos.
ResponderEliminarEs muy agradable volver a ver a viejos amigos, y recordar viejos tiempos, esos que nunca volverán.
ResponderEliminarMe ha encantado ver el botijo, me ha hecho retroceder a mi infancia, y me he visto bebiendo de él, y esa radio que mi madre escuchaba las noticias o las novelas, o a Elena Francis.
Un beso.
El botijo,jajaja. Te estaba leyendo y casi podía acertar que forma tenía tu amigo. Lo has descrito chachi. Fíjate que aunque he bebido de varios , aún me cuesta apuntarme el chorro.El motivo es que me empiezo a reir, y claro ,luego no acierto. Es un arte saber apuntar
ResponderEliminarUn abrazo
Me alegra saber María que te trae buenos recuerdos. A mí también. A otros tiempos que no sé si eran mejores o peores, pero que creo que muchos guardamos con cariño en la memoria.
ResponderEliminarUn besote gordo como un botijo.
jejeje. Como todo en esta vida Maruxeliña, se necesita práctica. Yo ya llevo con mi amiguete en casa varios días y aunque no está tan fresca el agua como quisiera, ya le he cogido el truquillo para beber como hace muchos años.
ResponderEliminarBesos refrescantes como el agua de un botijo.