Siempre
se ha dicho que la distancia más corta entre dos puntos, es una línea recta. Si
lo pensamos fríamente, es así. Pero ¿cómo mediríamos la distancia que separa
cariños, amistades, o buenos sentimientos entre personas?
La
cosa entonces, se torna mucho más compleja porque esa distancia, el tiempo
transcurrido, las motivaciones, la propia vida y su devenir pueden ser
inversamente proporcionales, a ese cariño, amistad o buenos sentimientos que se
forjaron hacia esta o aquella persona.
Más
de tres años han transcurrido ya desde aquella JMJ celebrada en Madrid y que
sirvió como nexo de unión entre pueblos de todo el mundo que tenían como
denominador común a ese Amigo que muchos llevamos dentro.
Aquello
pudo ser un acto, una semana, un acontecimiento a nivel mundial, sin más.
Pero
interiorizando, uno se da cuenta que fue mucho más.
Hemos
tenido la suerte de reencontrarnos estos días con un hombre venido de muy
lejos. Un hombre de bondad reflejada en el rostro. De sonrisa sincera, de
sabias palabras y abrazos con sabor de amigo.
Su
nombre es Patricio; su profesión, sacerdote; su procedencia, Islas Galápagos.
Y
como no podía ser de otra forma, los buenos hombres se rodean siempre de buenas
personas que lo acompañaron desde tan lejos.
El
Padre Daniel, otra de esas personas que ni su barba puede esconder la bondad
que lleva dentro. Recién ordenado como sacerdote, diría sin miedo a
equivocarme, que dará mucho que hablar siempre para bien. Para mí ha sido un
honor y un orgullo ser protagonista de su primera confesión. No fue necesario
protocolo, templo, ni vestimentas. Dos sillas bastaron. De feligrés a
sacerdote, de hombre a hombre, de amigo a amigo, gracias por un acto tan
sencillo y hermoso que ha dejado en mí un recuerdo imborrable.
El
padre Miguel, del que poco puedo hablar, por el poco tiempo que compartimos.
Sólo diré que me transmitió sentimientos de humildad tan en desuso en los
tiempos que corren y que yo valoro tanto en una persona.
Y
por último, hablar de Génesis, es hablar de la más rabiosa juventud. De la
sonrisa, la valentía, la educación y la dulzura de una mujer con ganas de
conocer mundo, culturas y gentes. Los poquitos días que convivió con nosotros,
los resumiría simplemente diciendo que ha sido como tener en casa una hija más.
¡No cambies nunca!.
No
puedo olvidar tampoco una comida de despedida en un bar pequeñito engrandecido
enormemente por una confraternización entre personas muy distintas. Personas de
aquí y de allá que rieron, comieron y bebieron demostrando que la unión de las
gentes y los pueblos, es posible. Que independientemente de lo que somos, valemos
o aparentamos ser, si el fondo y la intención es buena, un mundo mejor siempre
será posible.
A
todos y cada uno de los que compartieron conmigo mesa y mantel, gracias por
hacerme sentir como un hermano.
Las
despedidas fueron entrañables; los abrazos, fuertes; los buenos deseos,
compartidos.
Espero
que todos estos días viajando por Europa y esas horas o días que han estado
entre nosotros, hayan llenado sus equipajes de hermosos recuerdos.
Ahora,
las distancias, vuelven a ser las mismas. Pero lo vivido y lo sentido, me han hecho ver que donde hay buena gente, no hay distancias por muchos océanos que
nos separen.
·
Dedicado al pueblo ecuatoriano representado en sus gentes de aquí y de
allá, al que nos sentimos unidos por el cariño que siempre nos han demostrado a
mí y a los míos.
Te doy la razón, besos.
ResponderEliminarDesde esa perspectiva Álvaro, lo de cruzar el charco, sería literal. Qué minúsculos nos veríamos unos a otros y lo más importante, sin diferencias visibles.
ResponderEliminarOtro abrazo, compañero.
Cierto amigo, aunque dicen que la distancia es el olvido, la vida me ha demostrado que no es así. Los lazos de la amistad verdadera no se desatan tan fácilmente, eso sí, hay que seguir en contacto y apretarlos de vez en cuando.
ResponderEliminarAbrazos sinceros.
Ah! me gusta Elton John.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo contigo amiga. Es más; creo que estas amistades en la distancia, se viven de una forma especial en cada reencuentro y es lo que hace que se disfruten quizás aún más.
ResponderEliminarYa sabía yo que Sir Elton te iba a gustar.
Abrazos.