martes, 16 de diciembre de 2014

Un alambre de esperanza

Nunca antes habían coincidido. Poco o nada saben el uno del otro. Su proximidad, su afinidad, su apariencia, e incluso su procedencia común, no les hacen ni tan siquiera imaginar que un día ya muy cercano acabarán juntos, pasarán a la historia y serán recordados con división de opiniones. Por algunos, como héroes; por la mayoría con indiferencia y por otros pocos, incluso con odio.

El caso es que los protagonistas de esta historia, siempre han sido, son y serán forjadores de sueños; máscaras de alegría donde antes quizás sólo existía un rictus de seriedad; tabla de salvación de desesperados o por el contrario, avivadores del fuego que consume a ególatras y egoístas consumados o consumidos por su propia idiosincrasia.

Falta ya muy poco para que su destino les lleve a correr alegres por estrechos pasillos para acabar en manos de lo mejor que hoy en día le queda al hombre y que no es otra cosa que la inocencia del niño que tantas veces olvidamos.
Sonarán voces, cánticos, algarabías; carreras, flashes, nervios…

Todo para que por fin se unan en fraternal encuentro, se muestren al mundo y desencadenen ríos de abrazos, risas y parabienes desmedidos entre los que pudieron pescar con redes de fortuna.
Ellos no lo saben aún y duermen agazapados entre otros muchos, sin sospechar que el destino les unirá en un hermoso encuentro que les permitirá al menos por unas horas, días o vidas, despertar ilusiones perdidas y llevar felicidad a muchos rincones que ojalá sean rincones verdaderamente necesitados de un alambre de esperanza.









4 comentarios:

  1. ¡Jo! qué bonita manera de describir la ilusión.
    Ojalá Dios reparta suerte a todo aquel que lo necesita.

    Un abrazo Luismi y Felices Fiestas.

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  2. Ojalá sea como dices. Un fuerte abrazo y FELIZ NAVIDAD amiga.

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  3. Muy bien Luismi.
    Tras abrir de nuevo mi blog paso a desearte unas felices fiestas navideñas.
    Un abrazo

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  4. ¡Feliz Navidad para ti también Sor Cecilia!

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Gracias

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