Nunca antes
habían coincidido. Poco o nada saben el uno del otro. Su proximidad, su
afinidad, su apariencia, e incluso su procedencia común, no les hacen ni tan
siquiera imaginar que un día ya muy cercano acabarán juntos, pasarán a la
historia y serán recordados con división de opiniones. Por algunos, como
héroes; por la mayoría con indiferencia y por otros pocos, incluso con odio.
El caso es
que los protagonistas de esta historia, siempre han sido, son y serán forjadores
de sueños; máscaras de alegría donde antes quizás sólo existía un rictus de
seriedad; tabla de salvación de desesperados o por el contrario, avivadores del
fuego que consume a ególatras y egoístas consumados o consumidos por su propia
idiosincrasia.
Falta ya muy
poco para que su destino les lleve a correr alegres por estrechos pasillos para
acabar en manos de lo mejor que hoy en día le queda al hombre y que no es otra
cosa que la inocencia del niño que tantas veces olvidamos.
Sonarán
voces, cánticos, algarabías; carreras, flashes, nervios…
Todo para
que por fin se unan en fraternal encuentro, se muestren al mundo y desencadenen
ríos de abrazos, risas y parabienes desmedidos entre los que pudieron pescar con redes de fortuna.
Ellos no lo
saben aún y duermen agazapados entre otros muchos, sin sospechar que el
destino les unirá en un hermoso encuentro que les permitirá al menos por unas
horas, días o vidas, despertar ilusiones perdidas y llevar felicidad a muchos
rincones que ojalá sean rincones verdaderamente necesitados de un alambre de
esperanza.
¡Jo! qué bonita manera de describir la ilusión.
ResponderEliminarOjalá Dios reparta suerte a todo aquel que lo necesita.
Un abrazo Luismi y Felices Fiestas.
Ojalá sea como dices. Un fuerte abrazo y FELIZ NAVIDAD amiga.
ResponderEliminarMuy bien Luismi.
ResponderEliminarTras abrir de nuevo mi blog paso a desearte unas felices fiestas navideñas.
Un abrazo
¡Feliz Navidad para ti también Sor Cecilia!
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