Una sombra alargada se proyecta sobre una gran explanada. Una
sombra amiga desde siempre, cuyo significado trasciende el pensamiento.
Era un día soleado de enero que invitaba a acudir a la llamada
de un acto de confraternización, de recuerdo, de homenaje a los que ya no están
porque un día fueron arrebatados del calor de un hogar, del abrazo de un hijo o
de las risas del amigo.
Mi conciencia, mis recuerdos, mis orígenes, me empujaron a
acudir allí, aún a sabiendas del embargo emocional que sin duda se iba a
ejecutar en mí.
Las gentes fueron llegando; los vehículos se contaban por
centenas; las miradas eran firmes, sin rencor, pero firmes.
Gentes uniformadas en multitud de colores, símbolos y
emblemas, se mezclaban entre sí persiguiendo un objetivo común; acompañar el
recuerdo del amigo, el homenaje al compañero, la soledad del familiar.
Yo me uní a ese homenaje; sin uniforme, sin distinción, pero
vestido con el traje del agradecimiento, del respeto y la admiración hacia
aquellos que dieron su vida para que yo y miles y miles como yo, podamos dormir
tranquilos soñando con un futuro mejor.
Sonó a lo lejos un himno, sonó un cántico que hablaba de una
muerte que no es el final y elevando la mirada, contemplé orgulloso a aquel que
con su sombra alargada, tiñó de honor, amor y lealtad a todo aquel que un día
juró “servir hasta morir”.
* Dedicado a la memoria y familiares del Agente de la Policía
Nacional D. Francisco Javier Ortega, fallecido el 2 de enero en el Metro de
Embajadores de Madrid, y de los últimos fallecidos en acto de servicio. Acto de
homenaje y misa celebrada en el Cerro de los Ángeles de Getafe el 11 de enero
de 2015.
Sirva como homenaje también a todos los Cuerpos y Fuerzas de
Seguridad del Estado y un recuerdo muy especial que va más allá de lo que dicta
mi memoria, para ese eterno Guardia Civil que fue mi padre y cuyo tricornio y
capa llego a vislumbrar en esa sombra.
(Fotos Luismi y vídeo de youtube)
Luismi, yo creo que debemos un respecto muy grande a la policía y deberíamos acordarnos y estar con ellos en estos momentos difíciles y no sólo cuando sufrimos un robo ó una desgracia, saludos.
ResponderEliminarPienso igual que tú amigo o amiga desconocid@. Mi respeto siempre para todos estos Cuerpos de Seguridad.
ResponderEliminarAbrazos.
soy Miguelón...jejeje, no un desconocido
ResponderEliminarClaro, si no te identificas... pasa lo que pasa.
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ResponderEliminarTodo mi agradecimiento para ellos Luismi, recuerdo aquellos años en que en carreteras y caminos comarcales y rurales , se podía ver el destello de un farol que se balanceaba a lo lejos... aviso seguro de que había algún peligro en la carretera, y allí estaban bajo las estrellas, el viento, la lluvia...Una pareja de la Guardia civil con sus pesados capotes y el charol de los tricornios...
nunca les agradeceremos suficientemente lo que han velado por nosotros.
Besito volado.
Mejor no lo has podido describir. También a pie recorriendo decenas de kilómetros para recibir nuevas órdenes o jugándose la vida a lomos de bicicletas. Mi padre era uno de ellos y a punto estuvo de morir tras un atropello. Curiosamente, cuando vemos la Guardia Civil de Tráfico, todos sentimos temor a una multa. Yo además, me siento realmente protegido.
ResponderEliminarUn besote amiga Brujita.