miércoles, 14 de diciembre de 2016

No seré yo



No, no seré yo quien me esconda; no seré aquel que por ser lo que es, pensar lo que piensa o creer en lo que cree deba disimular por no ofender, por no molestar o no incomodar al familiar, al amigo, al conocido o al mismo mundo.

No; no seré yo quien se avergüence de una pandereta, de un buey, una mula o de un pastorcillo camino de Belén en un belén.

Si me quieren tachar de loco, que lo hagan; incluso si me quieren tachar de sus listas de conocidos o amigos, también, pero si tiene que haber peces bebiendo en un río o campanas sobre campanas, los habrá aunque para ello deba remendarme en cualquier noche de paz con mi viejo tambor ropo pom pom.

Me resulta en muchas ocasiones curioso y en algunas verdaderamente frustrante que en estos tiempos de persecución de creencias (normalmente de la misma), se abogue además en muchos casos por borrar del calendario, calles y lugares públicos todo sentimiento o muestra  de Navidad por si alguien se sintiera ofendido. ¿Ofensa?

Esconderse o liarse mantas en la cabeza esperando que pase el temporal de la nostalgia, de la esperanza, de los reencuentros, de las loterías con sones de cántico infantil o de cabalgatas de sueños muchas veces imposibles, buscando calendarios a los que borrar días, es sinónimo a mi entender y que quien esto lea me perdone si se siente ofendido, de una cierta cobardía e insolidaridad.

Porque intentar acallar, emborronar, criticar o simplemente no respetar la alegría, la esperanza o la celebración de millones y millones de personas que no olvidamos de dónde venimos y hacia Quien queremos ir desde tiempos inmemoriales, es actuar en contra de muchas de esas ideas que hoy en día se pregonan bajo el nombre pomposo de la comprensión y la solidaridad entre los hombres.

No, no seré yo quien se vista de tristeza o melancolía estos días por esa madre que marchó para no volver, el amigo que demostró o demuestra no serlo, o toda persona que se empeñe en tirar petardos de enemistad.

Sería muy fácil culpar a ese Niño que conmemoramos en estas fechas de todo lo malo que la vida y el mundo nos trae. Pero si así lo hiciéramos, lo que mi corta inteligencia me insinúa, es que también deberíamos dejar en el otro lado de la balanza todo lo bueno que la misma vida, ese mismo mundo o ese Niño nos han dado también. ¿No?

Voy a intentar reírme más de lo habitual, empezando por mí mismo y continuando por quien me quiera acompañar en esa locura de nombre esperanza que debería ser cómplice de cualquier celebración en estas fechas.

Dinero no habrá; grandes comilonas, salidas nocturnas o copas a precio de diamante, tampoco; pero lo que no va a faltar es una hogaza de pan, una copa de vino, un buen puchero a compartir en familia y amigos o un fuerte abrazo a quien quiera y se deje abrazar.

Sí, ya sé que todo el año debería ser así; pero la Navidad, para bien o para mal, es ahora y todos los años por estas fechas.

¿Un deseo para estos días? No; uno no. Son muchos…

Que una estrella, una flecha, o un camino nos dirijan hacia unos días cargados de comprensión, respeto, paciencia, brillo en los ojos, miradas al cielo, reconciliación, apretón de manos, un café caliente, una cerveza fría, una siesta a la de tres, una partida de cartas, un humilde regalo con papel de celofán, una oración, una canción, un pensamiento, una mano tendida… vivir en paz.

Sólo eso.







4 comentarios:

  1. Me encantan tus deseos, están llenos de humildad y sinceridad, me encantan tus palabras llenas de verdades como templos, me encantan tus deseos, que también son los míos y me encanta tu Navidad.
    Que tengáis tu familia y tú unas felices fiestas y que ese Niño entre en tu hogar y lo llene de bendiciones.
    Con lágrimas en los ojos te digo que ojalá mi Navidad sea bendecida por Él. El viernes operan a mi yerno de un tumor en la hipófisis y estoy destrozada.
    Un abrazo sincero.

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  2. Querida amiga, siento que pases por estos tristes momentos. Pero si hay un tiempo del año en el que la esperanza debe prevalecer, es éste. No me cabe la menor duda de que aunque parezca difícil, Él bendecirá la recuperación de tu yerno y tu Navidad.

    Un fuerte abrazo para ti y tu familia.

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  3. Te felicito por este escrito que comparto.
    ¡Feliz Navidad!

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  4. Feliz Navidad Clara y gracias por compartirlo.

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Se agradece siempre tu compañía y opinión. Este blog sería un algo en la nada sin comentarios.
Gracias

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