domingo, 3 de septiembre de 2017

Play



Un grupo de viejas cintas de cassette, tuvieron la culpa de un regreso inesperado a locas reflexiones vespertinas entre cafés, blues y un perro pisándome literalmente los talones en una solitaria tarde dominical.

Recuerdos de reproductores que a tecla pulsada, obedecían órdenes del manipulador que buscaba sones a su gusto.

Y medité que entre teclas transcurre también la vida de cualquiera, en este caso, de cualquiera como yo que de vez en cuando se para a pensar y pensarse.

Qué difícil es dar con la tecla exacta, al menos, en esta vida. Son tantas las circunstancias pasadas, presentes y futuras, que echo la vista atrás sin ir más allá de lo que mi memoria recuerda y hago un alto entre admiraciones reflexivas.

¿Tiempos pasados fueron mejores? Puede; pero ¿qué momento exacto tomaríamos como tan extraordinariamente bueno para regresar a él y detenernos durante algo más de lo que dura un suspiro?

¿Hasta dónde deberíamos retroceder a un pasado que como tal no volverá aunque sólo fuera el instante previo de un anterior parpadeo?

O por otro lado ¿cómo me imagino o quisiera que fueran los siguientes miles de segundos que me queden por vivir?

La incertidumbre de lo que ocurra, es un misterio que muchas veces ni el tiempo resuelve.

Por todo ello, si ahora mismo mi vida se condensara en un viejo reproductor de esas añejas cintas, creo que pulsaría como primera opción la tecla play.

Vivir el presente, bueno o malo, pero presente. Porque de lo malo, se aprende; de lo bueno se disfruta y de lo insustancial, ya nos encargaremos algunos de sacar sustancia.

Si pulsara otras opciones como las de rebobinado, correría el riesgo de un enganchón, rotura o mal funcionamiento de lo que es y dejaría de ser.

Me conformaré con ser lo que soy y como soy ahora y aquí, hasta que la última tecla pulsada sea la de stop.


* Dedicado a una mujer que ahora más que nunca, prefiere vivir día a día.






2 comentarios:


  1. Vida... gracias porque ayer me diste todo.
    Gracias porque ese ayer pasó y hoy sigo viviendo.
    Me enseñáste a querer, a conocer el dolor.
    Y es que Vida... ayer dolíste mucho.

    Hoy queda en mí el rastro de una lucha enorme.
    Vida... dura a veces pero bella porque existo.
    El ayer pasó, no volverá, me dejó libre de temores y miedos.
    A pesar de tu dureza te sigo amando.

    Sigo ansiando vivir, sigo agradeciendo respirar.
    ¡Dios mío, estoy viva!
    Sigo viviendo, amando, riendo, llorando.
    Gracias Vida, me has dado tanto...

    Para esa mujer que vive el día a día.

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  2. Sólo dos palabras, querida amiga:

    AMÉN y GRACIAS

    Un fuerte abrazo

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Se agradece siempre tu compañía y opinión. Este blog sería un algo en la nada sin comentarios.
Gracias

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