Perplejidad,
humor, asombro, incomprensión y una cierta dosis de admiración final.
Todo
eso se acumuló en mi mente en un breve espacio de tiempo y forma.
Una
farmacia cualquiera con su cruz verde como todas. Unos mostradores, unos
solícitos farmacéuticos o auxiliares y unos clientes en número de dos
contándome a mí.
Todo
normal ¿verdad? Pues sí. Así era.
De
repente, se abren las puertas automáticas de entrada y a la vez que una
bocanada de aire caliente de verano, penetra un enorme hombre que por su altura
y sobre todo anchura y redondez, atrajo la mirada de los dos clientes, dos
despachantes y estoy seguro que hasta del muñeco de colores sentado en una de
las estanterías.
Todo
normal ¿verdad? Pues sí. Así seguía siendo.
Muchos
hombres y mujeres de gran tamaño me he cruzado a lo largo de estos años.
Pero
unas palabras salidas de su boca; una petición educada a su interlocutora que
atenta parecía David frente a Goliat, se convirtió en una especie de reclamo de
miradas hacia un lugar concreto.
El
lugar concreto, era él mismo y hacia allí nos dirigimos el resto de figurantes
en la escena sin mover los pies.
Observo
ojos como platos, media sonrisa camuflada en gesto serio y la unanimidad de que
todos pensamos lo mismo cuando este buen hombre con tono muy amable y educado
sentenció:
“Vengo
a por la crema reductora que encargué ayer”
Me dejaste sin palabras
ResponderEliminarun abrazo
Hay sorpresas que asustan
ResponderEliminarun abrazo
Querido Luismi.
ResponderEliminarVete tu a saber que es lo que quiere reducir ese hombre!!!
Quizás, no era para el. O si lo era, ya sabes, la esperanza es lo último que sepierde
Hay sorpresas que más que asombrar, divierten por el momento y por ser quien es je je je.
ResponderEliminarGracias María Jesús
Hay sorpresas que más que asombrar, divierten por el momento y por ser quien es je je je.
ResponderEliminarGracias María Jesús
Pues ya lo que faltaba Lady Writer es que intentará reducir algo de lo que no se ve... Creo que sería el primer caso je je je.
ResponderEliminarNo todo es lo que parece.
ResponderEliminarLa petición tiene su gracia, quien sabe quizás le funcionaba.
Un abrazo.
Últimamente y en verano se nota más, la obesidad está subiendo un montón, cuerpos tremendamente descuidados y lo que me sorprende es la falta de complejo, lucen sus carnes poniéndose todo tipo de prendas ajustadas y pantaloncitos minis a prueba de celulitis.
ResponderEliminarPero ese hombre de la farmacia al menos reconocía su peso y tenía fe en una crema milagrosa que seguro no valía para nada.
Un abrazo Luismi.
Quien sabe si realmente le funciona; quién sabe si era para él. Sea como sea, sin detalles de un mundo y unas gentes muy diversas. Muchas gracias por vuestros comentarios.
ResponderEliminarAbrazos
Buen texto
ResponderEliminarte leo es de noche y acabo de encontrarte Un saludo desde Miami
Gracias. Otro saludo para ese otro lado del charco.
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