Que
esta vida pueda llegar a ser una ruleta de la suerte, no es una quimera sin
visos de realidad. Pero encontrar esa suerte en verdaderas ruletas que giran y
giran ansiosas de bolsillos sin compasión, es un problema que carcome la
estabilidad de cualquier sociedad que se autoproclame civilizada.
Asomar
por una puerta una algarabía de chavales jóvenes de carnet de adulto
seguramente recién estrenado a las 10:30h de cualquier mañana, no debiera
resultar en exceso extraño; pero si encima de esa puerta en coloridos neones se
lee “Juegos y Apuestas”, la extrañeza se torna en un sentimiento mezcla de pesimismo
y en cierto modo, rabia contenida.
Rabia
por quien juega con el juego; rabia por quien estando fuera no tiene complejos
para entrar y quien está dentro no tiene el más mínimo pudor por dejar que
atraviesen sus puertas conciencias aún por formar.
Manchar
la sociedad con la podredumbre del juego o los malos humos, debiera ser
desterrado a cualquier isla en la que el ser humano quisiera voluntariamente
defecarse sobre su propia persona.
Consentir
locales a escasos metros de colegios, vociferar publicidades en radios o ver
normal vaciar bolsillos en apuestas de nombre legal y efectos letales, debiera
hacer al menos recapacitar pensando que en esta vida no todo vale, no todo está
bien en nombre de una libertad que ata más que ninguna.
Por
eso, ver a unos chavales salir por esa puerta, hace que aún más cierre la mía a ese mundo de futuro negro,
pares que no lo son y por el que realmente debo gritar: “PASO”
La adición al juego puede llegar a ser terrible, sobre todo para los mas jóvenes, que en muchos casos la arrastrarán de por vida.
ResponderEliminarAdemas de esas salas que han crecido como setas, están las plataformas de Internet, donde a través del móvil acceden a todo tipo de apuestas.
Un abrazo.
Tienes toda la razón Matías. Y lo peor de todo es que no existen gobiernos que intenten atajar esto de alguna manera. Si en muchos hogares la educación es algo más secundario que un móvil y si en la calle la diversión para esta juventud consiste en acudir a estos lugares, mal futuro nos espera a todos. Lástima que la cultura no se ponga tan de moda como todo esto.
ResponderEliminarUn abrazo
Muy buena reflexión.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias Amapola
ResponderEliminarUn abrazo
En ese deseo irrefrenable por el juego no se comprende bien qué lleva a una persona a apostar de manera compulsiva. Al igual que muchos problemas, el origen de la ludopatía puede ser una combinación de factores biológicos, genéticos y ambientales.
ResponderEliminarSi encima son jóvenes habría que tomar medidas. Te destroza física y psicológicamente.
Un beso amigo.
A mí también me hierve la sangre de ver esos antros del vicio. ¿Qué clase de conciencia puede permitir eso? ¿Cómo pueden dormir tranquilos?
ResponderEliminarMuy buena tu reflexión
Un abrazo Luismi
Eso es lo malo querida amiga; que no se están tomando medidas serias y ya llevan funcionando estos locales unos cuantos años. Y encima, publicitando el mal.
ResponderEliminarBesos
La conciencia que consiente eso, debe ser la misma que confunde la felicidad con el negocio y el negocio con ser feliz.
ResponderEliminarMuchas gracias Rita. Un fuerte abrazo