Frente a frente, tú estudias y yo te observo.
Papel y boli y me llegan los recuerdos, las vivencias
y mis ganas de hablar de tí.
De tí, pequeña niña cansina.
De esa niña que reclama besos a borbotones,
abrazos sin cautela y cariño sin medida.
La que te asusta con sus arranques
de bendita locura infantil.
La que con premeditación y alevosía,
te aprieta los carrillos y te suelta un
"pero cuánto te quiero".
La que huye despavorida ante un beso
de vaca mío.
La que se autorretrata con maestría.
La que sube y juega en altos tacones a
ser mayor, para después bajar a la cruda
realidad.
La que sueña con ser modelo de lencería
sin tener aún lencería que rellenar.
La que anhela lumbre nocturna que vele
sus miedos.
La de sonrisa fácil y lloro sentido.
La que un día de hospital, imploró ayuda
a un muñeco, sin respuesta.
La de la tierna sonrisa y entrecejo
amenazante.
La que te echa un serio y te gana;
la de mirada dulce y te pierde.
La que celebró alcanzar el metro y medio
y en medio metro te acorrala.
Esa, esa es la niña cansina. Mi niña cansina.
¡No cambies nunca!
Ahora con doce, y después con dos veces doce,
no dejes de ser la niña, nuestra niña, mi querida
niña cansina.
Te quiero
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se agradece siempre tu compañía y opinión. Este blog sería un algo en la nada sin comentarios.
Gracias