martes, 23 de agosto de 2011

Una simple mochila


Agotado físicamente, cuelgo por última vez una simple mochila y una acreditación que un día me entregaron.

Sólo es una simple mochila sin mucho valor que en un principio contenía una camiseta, un abanico, un crucifijo, un gorro, una cerveza sin alcohol, un evangelio y unos planos de transporte público en Madrid.

Pero esa mochila hoy está repleta de mucho más.

Cuando hace poco más de un mes mi mujer y yo decidimos inscribirnos como voluntarios para la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud, jamás pensé que hoy podría sentirme con la felicidad que en estos momentos siento.

Mi única intención era la de participar como uno más en labores de ayuda informativa o ayuda personal a minusválidos de los miles de peregrinos que se esperaban para este evento. Pero por aquello de que ya tenemos cierta edad, se nos encomendó la misión de ser responsables de acogida en dos colegios públicos de Getafe.

Mi mujer se responsabilizaría de todo aquello que necesitaran unos cien jóvenes peregrinos de Islas Galápagos y Ecuador y en mi caso de cerca de doscientos peregrinos venidos desde Italia.

Debo confesar, que en un principio, esto en cierto modo me asustó. Y aún más al percibir la desorganización y cierto caos logístico para un evento de estas dimensiones. Pero me tranquilicé cuando alguien nos dijo que los españoles somos muy desorganizados, pero que al final todo resultaría un éxito, porque en buena voluntad pocos nos ganan. Y así ha sido.

Han sido días muy duros. Días de dormir y comer poco y mal. Días en los que hemos tenido que soportar estoicamente las burlas, insultos y provocaciones de personas con las que al fin y al cabo sólo me diferencio en una cosa. Que yo les tengo el respeto a ellas que sin embargo ellas no tienen hacia mí.

Ver la cara de un joven italiano mientras se pregunta y me pregunta por qué ha sido abucheado, insultado e incluso escupido por esos “pacíficos” chicos y chicas del movimiento 15M, me hacía sentir mal, con vergüenza ajena y muy dolido por la actitud de lo que yo pensaba hasta ahora que era un movimiento necesario entre la juventud española.

Pero no quiero malgastar más mi tiempo hablando de esas personas, e incluso debo agradecerles que con su actitud sólo hayan conseguido que nuestra motivación fuera aún mayor si cabe.

Podría contar muchas anécdotas, pero sería tan extenso, que llegaría a aburrir a todo aquel que leyera esto.

De esa simple mochila, voy sacando recuerdos y vivencias que me han marcado y que han hecho sentirme en unos días, mejor persona.

Hoy recuerdo a ese joven australiano con Síndrome de Down que nos llenó de besos por un simple banderín de España que le regalamos.

Al joven Marco de Islas Galápagos que en un gesto impagable colgó del cuello de mi mujer su joya más preciada. Un crucifijo que le regalaron tras superar duras pruebas que le apartaron del mal camino que llevaba.

Y recuerdo y añoro a Amelie y Elise, dos chicas francesas que han convivido con nosotros en casa y que la llenaron de simpatía, cariño, educación y amistad que seguramente perdurará siempre en nosotros y aún más en nuestras hijas.

Recuerdo el abrazo sincero de despedida de Mateo, un italiano por el que desde un principio sentí un especial aprecio.

Cómo olvidarme de la noche en la que convivimos casi dos millones de personas bajo un intenso aguacero y viento y el silencio casi sepulcral en la celebración de la misa con el Papa.

O de ese grupo de Nueva Caledonia que hizo las delicias con sus cánticos y bailes de todo aquel que paseara por el Paseo del Prado.

O de aquellos otros que hacían de un viaje en un tren de cercanías, una verdadera delicia.

Tampoco podría olvidarme de la cara de la mujer aborigen más hermosa que yo he visto en mi vida.

De ver las calles de mi triste ciudad repletas de grupos de jóvenes de todos los continentes que las recorrían portando orgullosos sus banderas.

Y tantas y tantas cosas…,

Así que llegados a este punto, debo acabar con agradecimientos.

Gracias en primer lugar a mi mujer y mis hijas, por el esfuerzo, el tesón, sus ánimos, sus noches junto a mí para velar por el bien y la seguridad de nuestros peregrinos y por el cariño con el que los han tratado.

Gracias a los que formaron junto a nosotros un grupo unido. Lucía, Maite, Ricardo, Gabriel, Enrique, Eduardo, Sonia, Cristina, Adrián… y en especial a un grandullón de nombre Arturo que tiene un corazón, un coraje y una voluntad tan grandes como él y que si tenemos suerte, será un gran sacerdote. Un abrazo de oso para ti amigo.

A todos aquellos que sin ser voluntarios oficiales, siempre nos ayudaron ofreciéndonos sus coches para trasladar a enfermos o lesionados, o simplemente para acercarnos una taza de café.

A la Sra. Luisa, viejecita dueña de un pequeño bar, cuyas lágrimas y sus dos besos me conmovieron a la hora de la despedida.

Gracias también a todos esos madrileños que bajo un sofocante calor lanzaban agua desde sus casas para aliviar en lo posible las penurias de cientos de miles de personas que a paso muy lento, marchábamos hacia Cuatro Vientos.

Al Padre Patricio por su bondad y sabias palabras; al joven Lenín por su sonrisa permanente, a Valeria, Alexia, Antonio, Gianluca, Francesco, Sabino, Leonardo, Ricarda, Alfonso, Marco, etc.

Gracias a esas personas a las que no conozco y que en un detalle que les honra, al ver mi camiseta de voluntario se acercaban a mí para darme ánimos.

Y principalmente, quiero dar las gracias a esos miles y miles de peregrinos venidos de todas las partes del mundo que con su visita, han hecho que hoy luzca y porte con muchísimo orgullo un crucifijo que ya forma parte de mí. Mi deseo de que todos regresen felizmente a sus casas y recuerden estos días con la felicidad que hoy yo siento. Gracias a todos, por abrirme los ojos y demostrarme que los valores que yo pensaba que se habían perdido en la juventud del mundo, aún siguen ahí.

A alguien escuché decir al inicio de esta aventura, que seguramente serían pequeñas historias que formarían una gran historia. No se equivocó.

Ha sido una gran historia que cabe en una simple mochila.





































20 comentarios:

  1. He visto los videos y fotos.Las personas que han asistido al JMJ, se las ve encantadas.Me alegro que fuera así, a pesar de no haber tenido las comodidades en cuanto a dormir en unas buenas camas y comer en buenas mesas.Con razón está el dicho "la fe mueve montañas"

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  2. Pues sí Maruxela, no tenían todas las comodidades que realmente merecían, pero creo que han vuelto a sus países con muy buenas sensaciones por el cariño con el que hemos intentado tratarles siempre.

    Besos

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  3. Veo que has disfrutado mucho, se de otro muy cercano (mi marido) que también anduvo por allí el pujando su Nazareno y vino totalmente alucinado de lo que había De la organización de las personas de los voluntarios, de los policías de todo. Así que me suena lo que dices.

    Me alegro que lo pasaras tan genial.

    Besitos y sonrisas voluntarias :-))

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  4. Pues sí amiga, he disfrutado como un enano. Duro, muy duro, pero mereció mucho la pena. Me alegro que tu marido pudiera participar en este evento.

    Besos

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  5. allora, tutto bene??
    jajaja, me alegro de volver a verte por aquí, y me alegra más aún que esta ausencia haya servido para llenar los corazones de mucha gente que os necesitaba...
    Besitos a todos !!

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  6. Tutto bene amigo. Ya poco a poco me voy recuperando de esa falta de sueño y el cansancio acumulado. Una gran experiencia la vivida y si llega a durar algo más, lo mismo la próxima vez que nos veamos me encuentras hablando italiano, jeje.

    Un fuerte abrazo y muchas gracias.

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  7. Hasta te he puesto cara con las fotos, así que encantada de conocerte :)

    Besines

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  8. Soy libre de credos religiosos, por lo tanto libre opinante. Si bien el Papa para mi no revierte mayor significado, respeto a los fieles, y respeto la fe que los mueve; pero sobretodo respeto a los amigos.
    Un abrazo Luismi, a descansar y recuperar fuerzas, que se nota que mucho trabajo tuviste asesorando y asistiendo a tantos jóvenes.

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  9. De eso trata la amistad querida Taty. Del mutuo respeto entre las personas a pesar de sus diferencias. Un placer tenerte como amiga.

    Un fuerte abrazo.

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  10. Son experiencias muy enriquecedoras para todos y la disfrutaras toda la vida. Está visto que todavía queda mucha gente buena. Da el tiempo y el cansancio como una inversión en tu alma. Me alegro que estés de vuelta. Bienvenido. Descansa. Un bessito

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  11. Muchas gracias Men. Ha sido como bien dices, algo inolvidable para todos. Poco a poco comenzaré a visitar de nuevo a los buenos amigos que tengo en la red.

    Un besote gordo.

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  12. Me alegro muchísimo de que fuera una experiencia maravillosa amigo luismi, seguramente esa mochila seguirá guardando maravillosos recuerdos durante mucho tiempo , estará llena de caras , sonrisas , alguna dificultad vivida , pero ante todo , de buena gente , momentos inolvidables , esfuerzo y tesón .

    Un Abrazo grande.

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  13. Muchas gracias querida amiga. Pues sí que está llena y aún se sigue llenando, porque no he desconectado del todo. Todavía tenemos por aquí algún chaval de Islas Galápagos que pasarán estos días con nosotros hasta que se marchen el sábado.
    Una experiencia y unos recuerdos que difícilmente se olvidarán. Un placer compartirlos con los amigos.

    Besos

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  14. Me alegro de que al final os decidiérais a apuntaros como voluntarios, pues por lo que cuentas y las sonrisas que muestran las fotos, la experiencia mereció la pena. Seguro que aquellos que os conocieron se llevan también una mochila cargada de buenos recuerdos.

    Un besazo!

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  15. Pues sí Mónica, ha sido una experiencia totalmente inolvidable en la que he podido conocer a muchas personas que me han sorprendido gratamente y que me han tratado como si fuera un amigo de toda la vida. Creo que puedo considerarlo un intercambio de buenos sentimientos que perdurarán siempre.
    Gracias por compartir nuestra alegría.

    Un beso enorme amiga.

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  16. te apuntas a un bombardeo , que envidia

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  17. A lo que haga falta Marcos. Lo hubieras disfrutado, seguro.

    Un abrazo

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  18. Luismín paso por tu blog para dejarte un abrazo de amiga.¡Bluaaaf!.Déjame decirte esto: los Comentarios de los amigos en nuestros blogs, hay respetarlos,valorarlos y acariciarlos.El tuyo se queda en mi casa, que es la de todos.

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  19. Muchas gracias Maruxela. Sabía que seguiría contando contigo.

    Un beso y un abrazo enorme.

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Se agradece siempre tu compañía y opinión. Este blog sería un algo en la nada sin comentarios.
Gracias

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