martes, 15 de enero de 2013

Navegando


Seguir un rumbo correcto, debería ser la premisa de todo buen navegante.

Nunca desplegué una vela, ni sujeté un remo, ni tracé jamás una carta de navegación.

Pero hoy en día, ¿no somos todos en mayor o menor medida navegantes?. Navegamos por internet, navegamos en un mar de dudas, navegamos entre inquietudes, envidias, delirios de grandeza y también de bajezas.

Esa navegación, viene acompañada de sus marejadas, grandes marejadas e incluso puede llegar a alcanzar el nivel de maremoto destructor. Grandes son las olas de incomprensiones, engaños, frustraciones, palabras huecas y un sinfín de corrientes marinas que pueden hacernos zozobrar.

Ante esto, un chaleco salvavidas se hace obligatorio e indispensable.

Muchos eran los modelos a elegir y me decanté por uno fabricado con revestimientos extraídos de unos valores que siempre mis padres me inculcaron.

Capas y capas de honradez, humildad, sinceridad, esfuerzo, paciencia, cultura, humor, ilusión y fe, hacen de este chaleco, mi chaleco, la mejor arma con la que intento luchar ante un mar convulso y excesivamente embravecido.

Quizás, esa protección no me salve de caer algún día por la borda, pero sueño, rezo y confío en sentir siempre  esa mano amiga que me ayude a salir a flote.



4 comentarios:

  1. Asegurarse ante la vida es una prioridad... comparto tu chaleco y si es necesario te lo cederé encantada en caso de hundimiento :)

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  2. Siempre saldrás a flote por más difi´cil que a veces parezca lo que nos toca vivir.
    Con los valores que te han enseñado, no corres riesgo de hundirte jamás ;)

    Besos

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  3. Gracias María. En caso de hundimiento, yo soy el que se va al fondo como en Titanic. Los jóvenes tenéis que volar, más que navegar.

    Besos.

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  4. Espero que se cumplan tus palabras querida Respi. Normalmente, en las películas suelen ganar los "buenos". Intentaré serlo para que así sea.

    Besotes.

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Se agradece siempre tu compañía y opinión. Este blog sería un algo en la nada sin comentarios.
Gracias

Y vueltas y vueltas…

            Te movías al son de océanos de agua cristalina; yo te observaba con la mirada de quien bajo un asombro temporal, atisbaba un fin...