martes, 29 de octubre de 2013

Ceguera

Aún viendo, en ocasiones, somos ciegos. No vemos más allá de lo que queríamos ver. Nos centramos en nuestros asuntos sin prestar atención a lo que nos rodea, sin percatarnos que cerca, muy cerca, algo o alguien también quizás merecían o necesitaban nuestra atención.

Sigo empeñado en ser amigo de mi amiga. Visitarla, hablarle casi al oído aunque nos separen kilómetros, o desearle unos felices sueños a través de cualquier hermosa canción, día a día, noche a noche. En definitiva, acompañando en lo posible lo más duro de su existencia.

Pero llevo días también en los que mi conciencia me susurra reproches con dulzura, sin rudeza, pero con la persistencia necesaria para hacerme reflexionar sobre algo a lo que pocas veces presto atención.

Toda esa atención, todas mis palabras, todos mis consuelos, incluso todas mis oraciones, siempre tienen en mi amiga el más alto protagonismo, sin percatarme que a metro y medio de esa cama de hospital convive con ella otra historia de mujer unida en compañerismo por esa terrible enfermedad que le borra la sonrisa.

Una mujer aún más joven, cuyo rostro también denota sufrimiento. Otra historia del enfermo desconocido que lucha contra lo que nunca mereció y entristece sus facciones.

No conozco nada de su existencia, nunca hablé con ella más allá de un “buenas tardes”; pero sí sé por su mirada, por su silencio, que su lucha es desigual.

La conozco siempre en soledad y con la mirada perdida en un pequeño televisor.

Su silencio y esa mirada perdida, quizás contengan mil voces, mil preguntas sin respuesta, mil manos sin estrechar, mil consuelos, besos y abrazos sin recibir.

Quisiera ser un valiente. Tener el coraje suficiente para tenderle mi mano y presentarle todos mis respetos, todo mi cariño, todo mi apoyo y toda mi comprensión, pero quizás mi vergüenza, mi pudor o mi propia ceguera, me impidan arrancar una leve sonrisa a esa mujer que también convive con la cara oculta de la vida.


* Dedicado a esos otros enfermos que encontramos en cualquier hospital y que quizás no tienen a nadie en quien depositar parte de sus sufrimientos. Y también a esos maravillosos voluntarios que "pierden" parte de su tiempo, simplemente acompañando su soledad.


10 comentarios:

  1. La enfermedad o la soledad son muy duras por separado, pero cuando se presentan juntas son realmente demoledoras. Un abrazo.

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  2. Y si además esa persona puede que viva sus últimos días, la cosa es aún peor. Gracias por tu comentario.

    Un abrazo.

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  3. Igual todo lo que pide ya es marchar.
    Pero bueno, siempre es mejor intentar hacer lo que uno desea que quedarse sin hacer nada.
    Un abrazo, Luismi.

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  4. Pues igual sí. Quizás pida ya marchar sin hacer ruido y descansar.

    Un abrazo ohma y muchas gracias por tu comentario. Te debo muchos. Ya me centraré.

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  5. Yo que tantas veces he pisado un hospital, puedo asegurarte que el cuadro que describes y al que llamas ceguera, se repite constantemente a diario sin que nadie se percate, los profesionales por la maldita costumbre y el familiar porque llega a convertirse en estatua quizá por cansancio. El dolor jamás debería pasar desapercibido para nadie. Atrévete a decirle una palabra de aliento, o al menos dedícale una sonrisa. La soledad no suele tener cura.

    Un abrazo Luismi. Sin duda eres un buen amigo.

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  6. No dudes que lo haré aunque a esta mujer de la que ya sé su nombre, Inés, la han cambiado a la planta de paliativos. Me acompañará mi amiga del alma uno de estos días que tenga fuerzas para hacerlo. Al menos, espero que durante unos minutos, no se sienta tan sola.

    Un abrazo amiga.

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  7. Mi querido Luismi, me he pasado la vida ayudando y consolando a enfermos y otras situaciones.Yo te sugiero que a Inés le digas algo, necesitamos en estos momentos alguien que nos dedique su tiempo, sus palabras y una sonrisa. Cuesta, sí lo sé, porque la ves tan desvalida que te acobarda. Pero no dejes de hacerlo, es un acto de caridad, de misericordia.
    Gracias por ser tan humano.
    Un abrazo
    Sor.Cecilia

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  8. Querida Sor Cecilia. En ello estoy. Pero tengo que buscar el momento idóneo para hacerlo. Es una persona que ya está en la planta de cuidados paliativos y mi amiga Coral quiere acompañarme. Una llamada o un mensaje y estaré encantado de hacerlo; por ella y por mí, porque no creo que haya nada mejor en el mundo, que sentirnos bien con nuestra propia conciencia. Tengo muy presente esa caridad y misericordia y espero poder realizarla bien. Gracias a ti por acercarte siempre por aquí. Te debo muchas visitas, o más bien muchos comentarios, pero poco a poco.

    Mil abrazos y muchas gracias.

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  9. Hola, no te preocupes por comentarios, prefiero tu amistad que es lo más valioso que tenemos.
    Oro por esta señora, son momentos difíciles con esta enfermedad.
    Un beso
    Sor.Cecilia

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  10. Muchas gracias. En estos momentos, es la mejor medicina de todas.

    Un fuerte abrazo

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Y vueltas y vueltas…

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