Muy temprano, entre la marabunta de los bajos de la gran
ciudad, salimos de los trenes todo un grupo de mochileros buscando la salida
con destino a la obligación diaria.
Más o menos
somnolientos, alegres, callados o parlantes, pero todos con un rumbo fijo.
Mochilas y personas de todos los colores, alturas y anchuras.
Variopinta muestra de gentes plebeyas que seguramente al menos hoy y en su
mayoría, preferían haberse quedado algunas horas más bajo mantas y sábanas
calientes.
Pero la obligación es la obligación y nos echa de la cama.
Escaleras mecánicas, pasillos, más escaleras y bifurcaciones.
Una última encrucijada antes de salir y todo el grupo menos
yo, coinciden en marchar por el mismo
lado. Parece que se hubieran puesto de acuerdo en abandonarme.
No entiendo bien por qué, si entre ellos y yo, sólo existe una ligera diferencia de unos treinta y cinco años.
No entiendo bien por qué, si entre ellos y yo, sólo existe una ligera diferencia de unos treinta y cinco años.
Pero ninguno de ellos con un alma tan joven!
ResponderEliminarjajaja qué susto me ha dado la música jajaja, ¡no sabía de donde venía la ranchera jajaja! Que conste que esta canción me la ponía mi madre de pequeña y era la que más me gustaba.
ResponderEliminarAunque exista una diferencia de edad... deberíais tener un monumento, pues no es fácil.
En estos momentos... hasta ser mochilera de esas me da envidia.
Un abrazo
Ese día, Mónica, seguro que no; porque coincidí con medio instituto en la parada de República Argentina y me iba riendo yo solo al verme rodeado por tanta juventud. Ni mi mochila podía disimular a un "repetidor" tan antiguo, jeje.
ResponderEliminarBesos.
Querida Patricia, no hace falta ser estudiante para llevar mochila, ni mochila para volver a ser estudiante, jejeje. Cualquier día de estos te vemos con mochila al hombro. Cuídate.
ResponderEliminarUn beso.
Y ya imagino lo guapo que ibas con tu mochila, que mas da la edad si las mochilas son cojonudas para todo. Yo también la uso con frecuencia, por mi edad debería ir disfrazada de señora con tacones y bolso de piel. Pero mi alma gamberra se inclina por sandalias y mochila, porque es mucho más práctica, no me duele el hombro y puedo llevar de todo. A veces llevo una tipo bandolera para que cuando mi ancianito perro se cansa de andar en los paseos le meto en mi mochila con las patas delanteras colgando fuera y su cabecita curioseando a la altura de muchas personas humanas. Va en la gloria en la mochila y descansado.
ResponderEliminarTambién paso para decirte que tienes un premio esperandote en mi blog, como seguidor y amigo virtual de muchos años.
Un abrazo.
Seguro que pasaste como uno más de ellos, ja,ja, y todavía es más seguro que cualquiera se hubiera cambiado por ti, ellos llevan la mochila cargada de libros, la tuya va llena de experiencia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mochila al hombro...sin perder de vista el color de la infancia...y algo de inocencia por recuperar...así te veo, sonriendo al lado de esos "otros" chavales...un abrazo
ResponderEliminarNeuri, guapo, guapo... no es que vaya mucho, jejeje, pero cómodo sí. En la mía también podría caber un perro, aunque el mío se queda un poco grande y no se iba a dejar. Muchas gracias por el premio. Lo pondré con cariño en el blog, aunque lo de seguir sus normas, lo haré en cuanto pueda, pues ando un poquito liado últimamente.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Querida Airblue, no estoy yo tan seguro de que esa juventud que me rodeaba quisiera cambiarse por mi aunque sólo fuera por la experiencia. Más bien, yo sí que me cambiaría por ellos. Lo vamos a dejar como está y todos contentos, jejeje.
ResponderEliminarUn abrazo amiga.
Lo clavaste Alfonso. Así justamente me sentí dejándome arrastrar por la chiquillería.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
!jaja! no te apures que nadie se da cuenta de esos 35 años de diferencia, cada uno va a lo suyo. A ti te sorprendieron al ser casi una manada.
ResponderEliminarUn beso mi querido Luismi.
Sor.Cecilia
Las mochilas son tan prácticas que son como un todo terreno.
ResponderEliminarjejeje te imagino rodeado de gente tan alborotadora y luego saliendo todos en grupo menos tú. Divertido, sin duda.
Un abrazo, luismi.
Gracias Sor Cecilia. Creo que efectivamente, a pesar de mi barba blanca actual, no se dieron cuenta, jejeje. Yo me dejo arrastrar por manadas así.
ResponderEliminarUn beso amiga.
Sí que fue divertido Ohma. Aún hoy cuando recuerdo lo divertido que salí del Metro, sonrío.
ResponderEliminarBesos y abrazos.
Gracias por tu visita Luismi, a ver si consigo que no se tenga a la soledad por compañera de lamentos y se sepa disfrutar de las cosas bellas de la vida. Una soledad interior es necesaria,si no nunca encontraríamos a Dios ni a nosotros mismos.
ResponderEliminarUn gran abrazo
Sor.Cecilia
Gracias amiga. Los que necesitamos de esos momentos de soledad, sabemos bien de lo que hablamos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.