Eran
veintiuno, igual que pudieron ser veintiuna veces veintiuno. Hubiera sido
igual; no provocaría nada más allá de unas exclamaciones, unos golpes de pecho
y unos comentarios subidos de horror.
Perplejidad,
asombro, indignación, rabia… todo in crescendo, para acabar como siempre,
descendiendo hacia el olvido.
Sólo eran
hombres, sólo eran nombres; sin historia, sin nada especial que contar, sin
fama, sin riquezas ni habilidades especiales.
Sencillamente,
eran personas. Como tú y como yo.
Quizás con
algo que en los tiempos actuales, parece un estigma marcado a fuego y que les
ha servido como diana para todos aquellos que hacen del horror más absoluto una
forma de vida.
Eran
cristianos y esa fue su cruz.
Los hemos
visto marchar uno a uno, con los brazos a la espalda, en una procesión en la
que su única compañía era una muerte que vestía de negro.
Al lado, un
hermoso mar. Un mar que se teñiría de rojo. De rojo sangre, de rojo vivo, de
rojo mártir.
¡Qué pensar!
¡qué opinar! ¡qué decir ante algo así!
He sentido
rabia, he sentido la mayor de las iras, la más grande indignación y odio hacía
aquellos brazos ejecutores y también ante la pasividad de la que todos somos
cómplices con nuestro silencio y falta de solidaridad.
¿Todos
callamos ahora? ¿Nadie levantará una voz altisonante? ¿Ningún Gobierno dará un
puñetazo en la mesa para acabar de una vez con ésta y otras muchas atrocidades?
Seguramente,
no.
Sólo eran
veintiún hombres sin fama. No eran ni futbolistas, ni artistas, ni tan siquiera
“simples” periodistas.
El mundo
después de lo sucedido, ha seguido girando, mientras esas olas que iban y
venían limpiaban ese rojo mar y lo dejaban como si allí no hubiera ocurrido
nada.
Sean uno,
cien o cien mil, la cobardía del hombre, su ceguera, su sordera y lo que es más grave, su indiferencia, seguirán
amordazando el entendimiento, la voluntad y la justicia que nuestra historia
algún día nos reclamará.
Dejo aquí mi
apoyo hacia aquellos que fueron silenciados y a los que hoy uno a uno, he
intentado ayudar con lo único que se me ha ocurrido hacer:
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se agradece siempre tu compañía y opinión. Este blog sería un algo en la nada sin comentarios.
Gracias