¿Cómo saben
las palabras?
Quizás una
pregunta que puede dejar extrañado a cualquiera, pero no en mi caso, porque
tendré que aprender a degustarlas cuando para ser justo, es hora de que vaya tragándome
más de una y de dos que últimamente he escrito.
Siempre se
ha dicho que rectificar es de sabios. Yo más bien, diría que rectificar, es de
justos.
Y haciendo
justicia, debo pedir disculpas y reconocer mi equivocación a la hora de
realizar una crítica feroz para mis costumbres hacia un músico admirado por
muchos y reverenciado por mí desde hace casi cuarenta años.
A botepronto, basándome en una audición rutinaria a través de youtube de los temas
del recién publicado Tracker de Mark Knopfler, me lancé cuesta abajo y sin
frenos a menospreciar una música, un estilo y unas composiciones sin un mínimo
de objetividad.
Me movió la
pasión; en este caso, casi diría que el despecho hacia lo que se espera y nunca
te llegan a servir en el modo y forma que piensas.
Tremendo
error no aguardar a escuchar un disco en su forma original; a degustar pieza a
pieza, tema a tema, canción a canción, todos sus acordes.
Sentarse
café en mano, sin prisas y sin distracciones, debería figurar en el manual de
instrucciones obligatorio para todo aficionado que se precie a la música, a la hora de juzgar
u opinar sobre lo que un artista nos ofrece.
Más vale
tarde que nunca y aunque tarde, he seguido ese manual.
Y allí donde
todo se pintaba de color fúnebre, comienzan a aparecer pinceladas y tonalidades
que forman un maravilloso collage musical.
Desgranar canción
a canción y dejarme atrapar por cada uno de los instrumentos empleados, no hace
sino aumentar la sensación de que cualquier tiempo pasado, sólo fue anterior.
Sea muy
bienvenido ese Tracker que a nivel personal aún a riesgo de equivocarme, me da
la impresión de que no es otra cosa que un maravilloso recorrido por todos los
estilos que este admirado escocés ha ido perfeccionando a lo largo de su
dilatada carrera musical desde sus comienzos con Dire Straits, hasta sus
incursiones en el folk o influencias de amigos como Dylan.
Sería muy largo
opinar sobre cada uno de los temas que conforman este trabajo.
Yo sólo
puedo recomendarlo como bálsamo en cualquier agitado día de nuestra azarosa
vida.
Mis
disculpas más sinceras Mr. Knopfler por lanzarme al ruedo musical como un
espontáneo más.
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