jueves, 19 de marzo de 2015

Ser padre


¡Qué palabra más corta esa de padre! ¿Verdad?

Sin embargo, penetrando en su significado, la madeja de hilo que podríamos formar, sería inmensa.
Los años desde que uno es padre, pasan igual para todos. No pasan en balde jamás, pero también con el paso de los años uno va macerando recuerdos, vivencias y sentimientos que van llenando poco a poco una hermosa alforja de vida en familia.

Padres los hay a millones, no es nada difícil serlo, pero sentirse plenamente realizado con lo que ello conlleva, no es tarea tan sencilla.
Porque ¿qué es ser padre en lo más profundo de esa acepción?

Ser padre es jugar a ser niño mientras ellos no paran de jugar a ser mayores.

Ser padre, es desvelarse con sus desvelos. Acompañar sus risas, llorar por dentro las lágrimas que dejan resbalar por sus mejillas; sentir su dolor como propio, sus ilusiones como mías, sus fracasos como mis derrotas.

Es no perder nunca ese olor a piel rosada de recién nacido; seguir acurrucándolos y dejándonos acurrucar sin mirar años, canas ni arrugas.
Es seguir dando vueltas y vueltas en un corro repleto de patatas aunque las piernas no obedezcan como antaño.

Mirar con sus ojos, escuchar lo que ellos escuchan, anhelar lo que ellos sueñan y seguir jugando a un escondite en el que siempre nos dejaremos encontrar.
También significa guiar a quien camina solo; educar, perseverar en unos principios, enseñarles a ser justos, a perdonar, a pedir perdón, a amar la cultura, a desechar enemigos que se ven y aún más a los que no se ven; a tener abiertos los ojos y aún más abiertos los oídos; a discernir atendiendo a una conciencia que nunca debiera jugarles malas pasadas; a creer en amistades de verdad y a no arruinar vidas por miedo a soledades.

Ser padre, es todo eso y un millón de cosas más.
Yo soy padre; lo tuve y lo sigo teniendo fácil para serlo. No tengo más mérito que el de aquel que por suerte o por una bendición de mi buen Amigo, puede presumir orgulloso de tener unas hijas que en el mejor de los sueños, nunca pensé merecer.

Por eso hoy, ayer y pasando una eternidad, daré gracias a Dios por esos tres regalos que tengo en casa. Dos que me siguen llenando la cara de besos llamándome padre, papa, papi o papá y aquella que no pudo traer a mi mundo mejores regalos.
Intuyo hoy músicas, risas, brindis y besos.

 Y quisiera compartir felicitaciones con todos aquellos que fueron, son y serán padres, haciendo una mención especial a un señor que sin estar a mi lado siempre está conmigo y al que siempre con orgullo, seguiré llamando “papá”.

2 comentarios:

  1. FELICIDADES por ser padre, buen padre, seguro y por tu hermoso texto que dice mucho de ti.

    UN ABRAZO.

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  2. Muchas gracias amiga. Al menos, intento ser buen padre. De momento, por lo que me dicen, si no me engañan, parece que lo voy consiguiendo.

    Un fuerte abrazo.

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Gracias

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