miércoles, 30 de septiembre de 2015

Un hombre

Un hombre solitario; encerrado en su mundo, sus pensamientos, sus cavilaciones. Un hombre que sin tener a quien hablar, no para de hacerlo con los ojos y sin articular palabra; un hombre que sin necesitar, no para de pedir; quizás un hombre que sin tener, lo tiene todo.

Ese hombre sólo escucha su silencio por respuesta; sólo el roce de una pluma cincelando letras en un papel cuadriculado.
Fluyen las palabras, los deseos, las promesas y sobre todo, fluyen propósitos de mejorar un mundo desde ese grano de arena que ese hombre simplemente es.

Hablando a su interior, a su yo más profundo, se formula mil preguntas modelando mil respuestas.
Ese hombre de párpados obligados a no desfallecer por altas horas en vela.

De férrea voluntad por la tarea autoimpuesta; de fiel guardián de sueños ajenos y anónimos; de despertador de madrugadas de nombre miércoles; ese hombre pensando en ti; sí, sí en ti que ahora esto lees; también en aquel que miró para otro lado, en el de más allá que dejó de ser amigo; incluso en el enemigo más atroz.
Ese hombre regresa a casa cuando la ciudad aún duerme y al mirarse en el espejo se da cuenta de algo que llevaba tiempo sin percatarse…

Ese hombre, necesita despejar mente y cuerpo y retornar a la corriente de la vida que eligió vivir, porque ese hombre, sigo siendo yo.

2 comentarios:

  1. Y ese hombre que además tiene una pluma de oro, sabe muy bien entender su interior, sabe escucharse a si mismo, sabe que no está solo y cuando vuelve a casa y se mira en ese espejo, ve reflejada la familia hermosa que ha formado y que le espera sonriente.

    Muy bonita reflexión. Abrazos Luismi.

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  2. Muchas gracias querida amiga. Continúo estudiando mi interior, aunque creo que pasarían siglos y seguro que no acabaría de entenderme.

    Un fuerte abrazo.

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