Conozco el caso de chico conoce a
chica; chica conoce a chico; chico y chica se hablan, se gustan, se quieren, se
casan y mantienen casa, hijas, mesa y mantel desde hace ya más de veintitrés
años.
Ese chico cumple años tal que hace
tres días. De regalo, su chica se lo lleva a la gran ciudad a pasear por calles
atestadas de gente.
Al llegar a la altura de un
restaurante con nombre italiano, la chica insinúa tomar algo; el chico asiente
algo extrañado por lo inusual del sitio para tomar simplemente “algo”.
Sospechas que fueron fundadas cuando
una mesa tenía nombre que por “casualidad” estaba reservada a una chica que se
llamaba exactamente igual a la de la historia.
Ambos toman asiento, cervezas y vinos
acompañados de enormes platos pero con una lentitud de servicio exasperante, un
calor más propio de avernos que de cielos y una cerveza que estando fresca,
nunca fue fría.
Todo ello hizo mella en el ánimo,
gaznate, estómago y hasta la cartera del protagonista masculino.
Ese hombre, nunca aprendió un
disimulo; nunca supo ser infiel a un sentimiento y tampoco es ducho en el
difícil arte de razonar sin razón.
Pero todo eso y mucho más, nunca
debió ser excusa para no sonreír, para no acariciar, besar, o simplemente
amenizar como de costumbre los encuentros que esos dos seres suelen tener.
Faltaron risas habituales, charlas
profundas, recuerdos sacados a la luz aunque no fuera de velas y faltó mucha
magia en el ambiente.
En definitiva, un desastre de cena
sólo aliviado por dos carajillos, una rosa comprada a unos ojos achinados y una
cucharilla extraviada que sirvieron para retomar lo que siempre fue y es entre
los dos, todo ello claro está, a unos cuantos metros de ese local de infame
recuerdo.
Hoy, humildemente, el chico de esa
cena me encarga que pida excusas y perdones por lo que debió ser y no fue, con
la promesa encubierta de futuros encuentros furtivos que restañen su comportamiento.
Con mucho amor y arrepentimiento…
Un idiota
Esto sólo se arregla con otra cena sorpresa. Por supuesto hay que quedarse con la magia del intento y de la buena compañía.
ResponderEliminarAbrazo para esa pareja, incluido el adorable idiota.
Muy bueno Luis .como sienpre ,nos tienes acostunbrados
ResponderEliminarPuede que otra cena sea la solución o un chocolate con churros en San Ginés. Se intentará jejeje. Gracias amigo. Besos y abrazos para los tres.
ResponderEliminarGracias Cova. Qué te voy a decir que no sepas ya. Besos.
ResponderEliminarVamos... como el título de la película... ja,ja, perdona pero me ha hecho gracia lo del "idiota"-
ResponderEliminarLa intención y no me digas que no, fue muy buena, un detalle que no salió como esperábais y que suele ser frecuente en muchos locales. Tal vez ese chocolate pendiente palie lo que pudo ser y no fue.
Me encanta Neil Diamond
Ah! y felicidades.
Saludos.
jejeje. Idiota, pero idiota, idiota. La intención, buenísima; el resultado, no tanto. Pero ese chocolate, sigue pendiente y espero que sea antes de que lleguen los calores primaverales.
ResponderEliminarGracias por tu felicitación.
Abrazos.