Se
puede llorar por un dolor intenso, físico o sentimental. Se puede llorar de
risa e incluso, se puede llorar por llorar con muchas tablas de teatro o sin
pisar un escenario.
Verter
lágrimas no puede dejar indiferente a nadie siendo protagonista de ellas o no.
Existen
personas, entre las que me incluyo, de lágrima fácil. Signo de poca hombría,
dirán algunos; signo de sentimientos a flor de latidos deberían decir los más.
Me
llama poderosamente la atención ver llorar a alguien. Me mueve un sentimiento que me impulsa a abrazar a quien en ese momento anda en la cuerda
floja de esa reacción tan natural en el ser humano.Aún más si cabe, cuando se trata de un niño y las circunstancias que deben rodear a quien por edad no tacharemos nunca de veterano a la hora de afrontar las vicisitudes o las situaciones de la vida.
Fui
testigo hace pocos días, de la ternura, la pureza, la alegría envuelta en gotas
de sentido llanto y la sencillez de un niño que no pudo reprimir un
sentimiento.
Fui
testigo junto a miles de personas que se conmovieron como yo ante un acto tan
natural y a la vez tan profundamente marcado por el momento, el lugar y los
protagonistas de una hermosa historia.
Seguramente,
todos sin excepción, quisimos en ese momento ser ese niño desbocado en
lágrimas; sentir lo que él sintió; perdernos en la emoción del instante y el
grandioso lugar.
Dos
únicos protagonistas de esta historia; un hombre y un niño. Fundidos ambos en
un abrazo, ambos expresaron en unos pocos segundos lo que no debería perder
jamás el ser humano; la perspectiva de que no hay edades para entenderse, no
hay trabas de idioma, cultura, situación o pensamiento.
Simple
y sencillamente, se vive la emoción del momento; sin premeditación ni ensayo.
El
grande y el chico, dos desconocidos que conectaron como nadie y compartieron
unas hermosísimas lágrimas en clave de sol.
Las lágrimas son vida.
ResponderEliminarLos muertos no lloran.
No de alegría ni de dolor. Un beso.
Qué bonito escrito, Luismi, yo también soy de lágrima fácil y no me importa reconocerlo. Hay corazones tan sensibles que se emocionan, como bien dices, hasta en clave de sol. ¿Estuviste en el concierto del Boss? Ya he leído la anécdota de ese niño y su llanto, algo tierno y tan bonito como tu entrada.
ResponderEliminarQuizá sus lágrimas llegaron a su "River".
Saludos.
Tienes toda la razón. Las lágrimas siempre expresarán emociones.
ResponderEliminarBesos.
Sí, tuve la fortuna de estar en el concierto y aunque el sonido no acompañó a lo que se esperaba, con este artista siempre existe un contacto con el público que hace de sus conciertos algo mágico.
ResponderEliminarGracias amiga. Besos musicales.