Dos
seres frente a frente; dos seres hermosos coincidiendo en mitad de un espacio
con olor a vida.
No
se conocen de nada y nada les une; ningún vínculo cercano; ni tan siquiera una
mínima afinidad en gustos o costumbres.
Pudiera
resultar incluso paradójico o pasar inadvertido en quien no ve más allá de sus
ojos. Pero el encuentro de esos dos seres, habla a borbotones dentro de un
silencio sólo roto por unas hojas mecidas por un viento otoñal.
Dos
seres que se miran, que se estudian fijamente, sin pestañear; uno asombrado, el
otro, expectante. Quietud en sus cuerpos, miradas encontradas y un impasse de
espera que midiendo segundos, construyeron eternidad.
No
se escucharon palabras; no se necesitaron.
El
tiempo se detuvo y con él los tiempos en los que vivimos. Sólo con un gesto, se
esfumaron como por arte de magia todas las maldades del hombre; su pétreo
corazón sólo impulsado por su afán de posesión sin límites; su obsesión de
sentirse rey sin reino y su falta de valores en un mundo descabezado de sentimientos.
Esta
vez, habló el respeto, la admiración, el cariño y la sensación de libertad sin
nada ni nadie que pudiera hacer tambalear quizás lo más grande que toda
sociedad debiera tener: la educación.
Estos
dos seres, me han dado una lección de vida dejándome impresa en retina y alma
algo que creí perdido…
…La inocencia
* Dedicado a toda persona que quiera y sepa practicar algo tan hermoso como el respeto y el amor por los animales y la naturaleza que tenemos la gran fortuna de disfrutar en este planeta llamado Tierra.
Y como no, también a mi hija María que está aprendiendo por sí misma a ver más allá de unos ojos silenciosos o un mudo paisaje. En definitiva, porque está aprendiendo a vivir.
Regresando de Misa vi un maltrato a un perrito. El maltratador era el culpable por no cumplir la ley. Una pena no haber podido hacer nada. Estas fotos son impresionantes. No por el animalito y María en sí, sino por lo que los dos juntos llegan a transmitir. Ojala y supiéramos mirar y mirarnos así.
ResponderEliminarGracias, Luismi y María.
Un abrazo.
Como siempre tus letras adornan una escena preciosa. Qué bonitas fotos, me han encantado. Enhorabuena por tu escrito, por amar a los animales y por esa hija que seguro aprenderá a vivir con el ejemplo de su padre.
ResponderEliminarAbrazos otoñales.
Como bien dices Patricia, ojalá supiéramos todos mirar y respetar a los animales como seguramente hacen ellos. Es penoso que el mejor amigo del hombre y tantos y tantos otros animales sean maltratados por esos verdaderos "animales" que andan sueltos por ahí. Gracias
ResponderEliminarBesos
Un enorme abrazo otoñal querida amiga y muchas gracias por esos elogios.
ResponderEliminarBesos
Hola paso hacerte una visita, madre mía que entrada más intensa me gusta. Y las fotos con el ciervo me parecen impresionantes y que lujo tan cerca. Saludos
ResponderEliminarGracias Nany. Me alegra que te guste. Saludos
ResponderEliminarMagistral !!!!!!!!!!!!Ha sido todo un placer recibir comentarios como el tuyo
ResponderEliminarImpecable en tus letras
Me encanta el haberte conocido no te pierdas compañero
Muchas gracias. Saludos.
ResponderEliminarMuchas veces me gusta meterme en este café a hurtadillas y volver a leer lo que aquí se escribe... aunque lo que me hacen sentir tus entradas te lo digo por otros medios, voy a acostumbrarme a escribir a la fuente de origen. Este café del swing que tantos sentimientos me ha hecho brotar. No hay mayor regalo que poder compartir contigo mi paso de Peter Pan a Wendy y viceversa, ya que a veces es bonito crecer, pero la inocencia de niñez es algo que se tiene que guardar como un tesoro. Creo que eso me lo has dejado en herencia, algo que vale más que toda la fortuna del mundo. un beso ENORME <3
ResponderEliminarNo hay mayor recompensa para quien se encuentra detrás de la barra del café, que el poder charlar en él de lo que se cuece entre sus paredes. Si para ti es ya una herencia recibir esos sentimientos, para mi no cabe mayor orgullo de padre y amigo.
ResponderEliminarSe te quiere Campanilla. Un besazo.
No hay mayor recompensa para quien se encuentra detrás de la barra del café, que el poder charlar en él de lo que se cuece entre sus paredes. Si para ti es ya una herencia recibir esos sentimientos, para mi no cabe mayor orgullo de padre y amigo.
ResponderEliminarSe te quiere Campanilla. Un besazo.
Me encantais!!!
ResponderEliminar¿Verdad que sí?
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