Diez
minutos me bastaron para descubrir que aquello que fui a buscar en tierras
lejanas, sin saberlo, ya lo llevaba conmigo.
Tres
simples nombres grabados en frío mármol, me hablaron de un pasado en tierras de
labranza; de encinas, olivos y bellotas. Tres nombres que escribirían una
historia marcada en la memoria y en los corazones de millones de gentes de todo
el mundo de un pasado glorioso, un presente convulso y un futuro impredecible.
Jamás
pude imaginar que unas simples letras cincelaran en mí un sentimiento de
arraigo con unas creencias, de confirmación de unas sospechas y de una plenitud
de acompañamiento como jamás había tenido.
Porque
llegué allí como una mesa a la que le faltara una pata; como una media naranja que
no encontrara su otra mitad o como quien mira y no ve con claridad más allá de
lo que ve.
En
ese instante, no me acompañaban cánticos hermosos, muchedumbre por millares,
pañuelos al viento, ni rosas blancas. No hicieron falta.
Simplemente,
era yo con mi silencio; era yo con mi reflexión; era yo y tres niños que sin
hablar, me susurraron al oído. Me hablaron de hermosura, de amor, de paz, de un
futuro en armonía con el mundo empezando por mi revuelto interior.
Un
hombre me dijo que desde ese mismo instante, ya no caminaría solito. Y cuánta
razón tenía, porque desde ese día me siento como un niño que levanta los brazos
y al que sus padres no soltarán de la mano jamás.
Quisiera
poder transmitir todo lo que viví, sentí o gocé, pero quizás no sería
comprensible a ojos de esa cerrazón humana que ni ve, ni quiere ver, oír o
escuchar algo que mire a las alturas.
Seguiré
pensando que soy un tipo afortunado al que la vida le está marcando un camino de
blancas baldosas, que pudiendo resultar a veces incoherente, a veces
incomprensible, o difícil, sabe ahora más que nunca que su meta no puede
llevarle a otro sitio mejor que al destino para el que fue creado.
A
tres niños les debo abrir los ojos y a una Madre, le debo el corazón.
Como siempre, sacando hermosos pensamientos de todos tus actos. Se que te acompañaba la impresión de ese maravilloso lugar. Gracias de nuevo por llevar mis ruegos. Hoy mi casa esta completa, tengo por un rato a mi niño aqui.La Señora siempre responde y nos da lo que necesitamos. Un abrazo.
ResponderEliminarMe alegro que lo tengas ahora en casa. Cuento con que a partir de ahora tengo un gran apoyo con esta nueva Amiga que por fin encontré. Gracias por el comentario.
ResponderEliminarBesos y abrazos
Fuiste al mismo lugar que hace años también visité y me impresionó mucho. Otro sitio que te recomiendo es Lourdes, la fe mueve montañas y ver a cientos de personas en peregrinación aumenta tus creencias, la Señora en su gruta te habrá sonreído. Seguro.
ResponderEliminarMás que sonreírme, creo que me abrazó como sólo una madre puede hacer con un hijo. Ha sido una maravillosa experiencia que espero repetir en un futuro. Gracias amiga.
ResponderEliminarUn abrazo