Cinco
minutos, segundo más segundo menos, es lo que separó el reloj de mi vida de
poder asistir, contemplar, padecer o intervenir en un hecho dramático que no
infrecuente.
Cinco
minutos después de sobrepasar las puertas de entrada del Metro de mi barrio, en
la superficie, se estaba construyendo a golpe de puño, insulto y desvergüenza
una tragedia más que será olvidada como tantas y tantas otras que se perdieron
en la cotidianidad de una sociedad dormida.
Un
hombre mayor, estaba siendo robado, vilipendiado, vejado, insultado y
menospreciado por un grupo de “valientes” en manada; porque hablando claro,
estos miserables (chicos y chicas, hombres y mujeres) que pueblan nuestras
calles, sólo se sienten importantes cuando son más de dos ya que
individualmente, no son capaces de mirar a nadie por encima del codo que no del
hombro.
Todos
sabemos quiénes son; conocemos sus caras, sus lugares frecuentes; sus compañías
habituales y su total falta de educación, madurez, o civismo con calles,
plazas, o personas.
Tipos
y tipas que escudados en esa falta de mayoría de edad y consentidos por unas
leyes, unos jueces y unos gobernantes que en este cada vez más irreconocible
país, son protegidos en mayor y mejor medida que las personas que intentamos
ser honrados y buenos ciudadanos, campan a sus anchas arrasando con todo
aquello que huela a convivencia pacífica.
Me
da lo mismo su color, origen, situación o lengua; simplemente, son hijos e
hijas de la maldad por no utilizar el común adjetivo en estos casos.
A
lo que iba; a esa misma hora y paseando con su mujer, un señor de 69 años
contemplando esa escena, tuvo la “osadía”, valentía y bondad de intentar ayudar
a ese pobre hombre que cometió el pecado de coincidir con hienas de dos patas,
recriminándoles su actitud e invitándoles a dejarlo en paz.
Un
hombre de 69 años al parecer, delicado del corazón, pero sólo físicamente,
porque con su acto de ayuda al prójimo demostró su grandeza más y mejor que muchos
incluyéndome yo.
Un
hombre que con su intervención pasó a ser el punto de mira sobre el que esos
malnacidos menores de edad dispararon sus palabras y manos abiertas.
Recibió
golpes e insultos que acabaron con su cuerpo en el suelo y un corazón roto que
dejó de latir.
Vanos
fueron los esfuerzos por recuperarlo mientras los “valientes” huyeron de la
escena como diablos sin alma que llevarse a la espalda.
Quedó
en el suelo un hombre; a su lado, una viuda y en mí al enterarme de este hecho,
quedaron muchas dudas:
¿Cuál
hubiera sido mi reacción si ese hombre fuera yo?
¿Actuaría
de igual modo?
¿Me
lavaría las manos, miraría a otro lado y si te he visto no me acuerdo para no
meterme en líos?
¿Avisaría
a la policía sin intervenir dejándolo a expensas de lo que tardaran en llegar?
Para
mí ese es un verdadero héroe sin capa, disfraz ni poderes extraordinarios.
Uno
de esos hombres que arriesgó y perdió su vida por defender lo justamente
defendible.
Un
héroe que por desgracia no ha merecido un reconocimiento público por su acto de
generosidad y del que además diré que trabajaba como voluntario en Banco de
Alimentos y Mensajeros de la Paz (ironías de la vida y de la muerte).
Desde
aquí mi pequeño homenaje y mis oraciones para que ese hombre de nombre Mariano
y apellidos “Buena Persona”, reciba el verdadero reconocimiento en un lugar
llamado Cielo.
Mi compañera lo presenció y esta horrorizada.
ResponderEliminarEstamos en manos de depredadores sin escrúpulos.
Ayer tuve que salir corriendo y dejar mi trabajo para buscar ayuda con el director del cole porque un " alumno de primero" de la ESO, se puso violento con otro compañero y de paso con mis compañeras por intentar separarlos y evitar que se pegaran en el comedor.
Jóvenes con becas para comer y estudiar que están desaprovechadas. Jóvenes, uno negro y otro musulmán que son totalmente intolerantes. Jóvenes a los que ponemos de comer con cariño y su respuesta es un: oye tu,traeme pan!!.Yo,de momento me he negado a servirles mientras no traten a las monitoras con educación.
Todo esto para decirte querido Luismi que esos son los jóvenes que hoy venían riéndose de lo que paso en el metro. Que lástima por ellos.
En esta ocasión se podría decir con total certeza que pagaron justos por pecadores... es una vergüenza que ocurran cosas así, pero tengo la seguridad de que en el mayor castigo estará en sus conciencias, que espero que aún las posean. De igual manera, Mariano será reconocido, si no en la tierra un poco más arriba...
ResponderEliminarYolanda, mientras las leyes les protejan y los políticos para captar votos les sigan dando lo que muchas veces a los ciudadanos de este país nos niegan, esto no tendrá solución. Luego nos extraña que en EEUU gane un tipo cómo Trump.
ResponderEliminarFeliz finde y gracias por tu comentario.
Besos
María ¿tú crees que esta gentuza tienen conciencia? Si no tienen un mínimo de educación, todo lo que les beneficie de uno u otro modo, estará bien.
ResponderEliminarNo tengo la menor duda de que Mariano ya está en ese sitio al que muchos queremos ir cuando abandonemos este jodido mundo.
Besazos
En los últimos tiempos se están perdiendo los valores a pasos agigantados, por otro lado las leyes dejan mucho que desear y estos desalmados se aprovechan de la bondad de nuestra sociedad, para cometer todo tipo de tropelías.
ResponderEliminarSaludos
Gracias Matías por tu comentario. Nada que añadir alo que has dicho porque es justamente eso lo que está ocurriendo.
ResponderEliminarUn saludo y bienvenido a este Café.