miércoles, 15 de febrero de 2017

Altibajos

Pasan los días y ese subidón o percepción de fuertes vaivenes emocionales que hacen de la cotidianidad algo poco cotidiano, continúan en mí.

Quizás mi predisposición a sentir emociones, haya desactivado cualquier sistema de protección o defensa natural. El caso es que la euforia me persigue y la verdad, no estoy por la labor de ser yo quien dé un corte a ninguna cinta inaugurando nuevamente la rutina de los días.

Tan alto estado de ánimo, corría el riesgo de precipitarse al vacío abruptamente por hechos o situaciones inesperadas como así ha sido.
He alcanzado un puerto o cima de categoría especial a pedaladas de fraternidad, amigos, desconsuelos arropados en palabras, compañías y gestos de aliento. Descubrir amigos que intuía, celebrar en compañía lo que a soledad invitaba, animar desánimos, hacer sonreír tristezas y acompañar soledades, en poco tiempo, me hizo elevarme hasta infinitos de bondades y optimismos.
Pero llegó también la incomprensión de un dolor inmerecido; de una enfermedad o contratiempo agazapado bajo la piel de una alegría vestida de mujer.
De una amiga bañada en lágrimas de conjeturas de negro futuro pintadas de batas blancas con olor a quirófano.
Y noticias así, viniendo de quien quieres y aprecias por ser parte importante de ese reducido grupo de personas que consiguen hacer de un yin un gran yang, te hace descender de ese caballo de nombre euforia, a la realidad de esa otra vida que nadie quiere ver y en la que el dolor y la desesperanza es capaz de derribar castillos de naipes construidos con mimoso positivismo.
Ese descenso tan rápido, provoca mareos existenciales que hacen al hombre perder cierto equilibrio. Pero también, ese instinto, esa fuerza interior, innata en el ser humano, nos lleva a inspirar fuerte y pensar “a por ello que son pocos y cobardes”, remontando la ascensión con cordajes de cariño, compañía, comprensión, pinceladas de humor y ánimo compartido.
Así, rápidamente, sin tiempo a desánimos, uno regresa a la senda del sentirse bien; sentirse útil con el mundo y para el mundo, imaginando en su cabeza una gráfica que a fin de cuentas, se asemeja en gran medida a eso que unos llaman tránsito y otros, vida.




P.D. Dedicado a una amiga, que recuperará siempre su sonrisa porque lo que hoy la atormenta, acabará siendo sólo un mal recuerdo.


4 comentarios:

  1. Què bonito post. Ojalá se mejore pronto.

    Besos.

    ResponderEliminar
  2. La euforia suele durar poco, Luismi, tenemos siempre la espada de Damocles encima y cuando menos te lo esperas viene un zarpazo.
    Ojalá tu amiga salga adelante con la ayuda de Dios y el apoyo de grandes personas como tú.
    Un abrazo lleno de esperanza.

    ResponderEliminar
  3. Tienes razón. La euforia suele ser efímera.En este caso, de momento, son todo conjeturas pero sea como sea, estoy completamente seguro que va a salir bien.

    Muchas gracias amiga y que tengas un muy feliz finde.

    Un abrazo

    ResponderEliminar

Se agradece siempre tu compañía y opinión. Este blog sería un algo en la nada sin comentarios.
Gracias

Privilegiado

El diccionario nos revela que una persona privilegiada es aquella que tiene cierto privilegio, ventaja, derecho especial, prerrogativa o acc...