Pasan
los días y ese subidón o percepción de fuertes vaivenes emocionales que hacen
de la cotidianidad algo poco cotidiano, continúan en mí.
Tan
alto estado de ánimo, corría el riesgo de precipitarse al vacío abruptamente
por hechos o situaciones inesperadas como así ha sido.
He
alcanzado un puerto o cima de categoría especial a pedaladas de fraternidad,
amigos, desconsuelos arropados en palabras, compañías y gestos de aliento.
Descubrir amigos que intuía, celebrar en compañía lo que a soledad invitaba,
animar desánimos, hacer sonreír tristezas y acompañar soledades, en poco
tiempo, me hizo elevarme hasta infinitos de bondades y optimismos.
Pero
llegó también la incomprensión de un dolor inmerecido; de una enfermedad o
contratiempo agazapado bajo la piel de una alegría vestida de mujer.
De
una amiga bañada en lágrimas de conjeturas de negro futuro pintadas de batas
blancas con olor a quirófano.
Y
noticias así, viniendo de quien quieres y aprecias por ser parte importante de
ese reducido grupo de personas que consiguen hacer de un yin un gran yang, te hace descender de ese caballo de nombre
euforia, a la realidad de esa otra vida que nadie quiere ver y en la que el
dolor y la desesperanza es capaz de derribar castillos de naipes construidos
con mimoso positivismo.
Ese
descenso tan rápido, provoca mareos existenciales que hacen al hombre perder
cierto equilibrio. Pero también, ese instinto, esa fuerza interior, innata en
el ser humano, nos lleva a inspirar fuerte y pensar “a por ello que son pocos y
cobardes”, remontando la ascensión con cordajes de cariño, compañía, comprensión,
pinceladas de humor y ánimo compartido.
Así,
rápidamente, sin tiempo a desánimos, uno regresa a la senda del sentirse bien;
sentirse útil con el mundo y para el mundo, imaginando en su cabeza una gráfica
que a fin de cuentas, se asemeja en gran medida a eso que unos llaman tránsito
y otros, vida.
P.D. Dedicado a una amiga, que recuperará siempre su sonrisa porque lo que hoy la atormenta, acabará siendo sólo un mal recuerdo.
Què bonito post. Ojalá se mejore pronto.
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias.
ResponderEliminarBesos
La euforia suele durar poco, Luismi, tenemos siempre la espada de Damocles encima y cuando menos te lo esperas viene un zarpazo.
ResponderEliminarOjalá tu amiga salga adelante con la ayuda de Dios y el apoyo de grandes personas como tú.
Un abrazo lleno de esperanza.
Tienes razón. La euforia suele ser efímera.En este caso, de momento, son todo conjeturas pero sea como sea, estoy completamente seguro que va a salir bien.
ResponderEliminarMuchas gracias amiga y que tengas un muy feliz finde.
Un abrazo