La
mente, de vez en cuando, me juega malas pasadas. No sé si estoy equivocado
realmente y ni tan siquiera estoy seguro de si lo que voy a decir es irreverente
o no, pero no es esa mi intención ni mucho menos.
Me
llega de lejos y por oídas, un comentario de una mujer aparentemente seria que
me hace reflexionar y dibujar media sonrisa complaciente.
Últimamente,
parece que la enfermedad se ha cebado en nuestra parroquia con excesiva
virulencia por ese mal de nuestros días de nombre cáncer y apellido traidor.
Quien
corona este blog con su frase, nos dejó hace un año con la hiel en los labios
de una enfermedad tan letal como rápida en su caso.
Por
otro lado, un hombre con líos en forma de dudas existenciales y magnum imaginario,
nos sigue alegrando el alma mientras se debate entre radios sin antena y
quemazón en la garganta.
Y
por último, la sonrisa hecha mujer, la dulzura y el positivismo de un corazón
grande en un cuerpo pequeñito, se ven envueltos en papel de realidad cruda y durísimo
futuro por un adversario que nos ha tocado a todos la fibra sensible por su
presumible mala uva en quien merece vivir aquí y ahora los mejores momentos de
una reciente maternidad.
Hechos
todos estos que para una persona no creyente pudieran parecer malas suertes,
desesperantes casualidades, cabronadas mil… y que sin embargo, en esta
comunidad de conocidos, amigos, orantes, coristas (por cantar en coro), o
simples creyentes de a pie, ha servido y sirve con más fuerza si cabe como nexo
de unión y nunca mejor dicho, comunión entre las personas.
Unión
en la fatalidad, unión en el sufrimiento de estos enfermos y sus familias.
Comprensión,
solidaridad, preocupación, esperanzas compartidas y fe, fe y más fe.
¿Estamos
locos? Quizás.
¿Somos
diferentes al resto? No, pero tenemos la gran fortuna además de creer en Dios y
de venirnos más arriba, si cabe, cuando los caminos se hacen cuesta arriba y el
futuro se cubre de negros nubarrones.
Así
que si todo esto es la voluntad de Dios, en cierto modo, me lo imagino y nos lo
imaginamos agarrándose ese triángulo que le corona y diciéndose asimismo lo que
un día una niña de dos años le dijo a un tierno animal:
“La
que has liao Pollito”
P.D.
Dedicado especialmente a Pedro (allá en el sitio privilegiado en el que se
encuentra), Ricardo (amigo de todos, amigo mío) y Laura (que acaba de
iniciar esa carrera de resistencia que vamos a ganar entre todos).
También, como no, a mis amigos de siempre y para siempre (Jaime y Coral) y a todas esas personas que se enfrentaron o se enfrentan a un enemigo que les puede derrotar, pero nunca vencer.
Sí Luismi,yo también me lo pregunto, qué está pasando con este maldito mal. Muchas veces no sabemos cómo decir lo que sentimos o cómo transmitir a alguien nuestro apoyo. La fortaleza y apoyo son fundamentales para superar esta dura prueba. Los que tenemos fe somos los más afortunados, entre todos es más fácil aliviar a los que están luchando por salir o sobrellevar esta dura enfermedad. Acuérdate que el amor, es siempre el gran vencedor de cualquier historia.
ResponderEliminarUn abrazo para ti y ánimo a los que lo necesiten.
Entre todos aunque sea poco a poco, superaremos estas difíciles pruebas.
ResponderEliminarMuchas gracias. Todo apoyo viene muy bien.
Un abrazo
Si somos locos, yo la verdad que lo prefiero. No es cobardía, pero que duró para esos que se tienen por ateos y demás. No creer en otro sentido para tu vida y para la vida de los que amas.
ResponderEliminarNosotros nos tenemos y aunque habrá momentos muy duros que pasar a solas, tenemos la certeza de la compañía en el dolor de nuestros hermanos y de nuestro Padre.
Aunque no entendamos el porque, no entendamos el cuando ni el como estaremos a una con ella y como diría un "conocido" tuyo,lo siento, No soy perfecto.
Creo que somos tan imperfectos cómo el que más pero también por creer, vivimos mejor lo peor que la gran parte de las personas que viven sin una esperanza más allá de la muerte. Las cosas buenas, nos pueden unir; pero las malas, nos unen mucho más. Y no quiero señalar je je je.
ResponderEliminarBesos