miércoles, 27 de septiembre de 2017

La otra cara



Como todo en esta vida, cuando un bien escasea, se revaloriza. También las buenas noticias parecen tener su escondite particular para, como si de un cuentagotas se tratase, aparecer en pequeñas y benditas dosis.

Las casualidades existen; lo impensable, también. E incluso entre gentes de elevadas creencias con finales eternos, parece como si se creara una interconexión invisible de caminos convergentes en un día y lugar concreto.

Todo ocurrió una mañana en la habitación 186 de un hospital manchego.

Allí, escoltando cama, sitio y enferma, permanecía sentado dejando pasar minutos entre vistazos a pantalla de anodino teléfono y trasiegos de gentes uniformadas de servicio a los demás.

Una cara tan habitualmente conocida como la de mi chica de siempre, asomando por la puerta me apostó retándome:

“A ver si conoces a esta mujer”

Por la puerta asomó entonces una sonrisa de ojos brillantes que en un primer momento no reconocí, pero que admito me dejó en cierto modo perplejo.

Ni por aspecto, ni recuerdo atiné a reconocerla hasta que ella misma se presentó como una de esas amigas a través de lo que en castellano sería un libro de caras y en el mundo real conocemos por Facebook.

No mucho más que el paisanaje y la casualidad de encontrarnos en unas circunstancias parecidas en ese hospital me une a ella.

La conversación no se alargó en el tiempo, pero bastó un resumen de su historia para marcar una página en el borrador mental que siempre me acompaña por el mundo y del que voy rescatando las letras o pensamientos que luego plasmo en este Café del Swing.

Una mujer que un día escuchó una terrible palabra de nombre leucemia y que fue su acompañante forzosa en un camino con final feliz por la donación de una persona de bien.

Cinco años resumidos en ese rostro, sonrisa y alegría de una mujer que con fe, fuerza y esperanza se pertrecha en lo positivo que la otra cara de la vida también nos da.



*Dedicado a Elena y a tantas y tantas personas de futuros inciertos que con su curación llenan de luz y color este mundo de ocres tonalidades. Gracias por tu alegría, tu fe y tu gran sonrisa.

4 comentarios:

  1. Querido Luismi.
    Como siempre, tu descripción es como un cuento donde el narrador te hace ver en tu mente a esos personajes e historias que nos encontramos por la vida y no todos sabemos apreciar.
    Milagros ocurren todos los días. Lo que ocurre es que no nos paramos a verlos y que no vengan de la nada como esperamos no quiere decir que no lo sean. Milagro es también que gracias a la perseverancia de algunos, se siga investigando para dar oportunidades a quien en otra época o lugar no las tendrían. El milagro de ellos es su tesón, el nuestro la Confianza.
    Un besazo.

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  2. Me alegro mucho por la recuperación de tú amiga, un abrazo Luis.

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  3. Muchas gracias Miguel. Todo lo que sean buenas noticias, bienvenidas sean.

    Un abrazo

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  4. Mi querida Lady Writer, he tardado en darme cuenta que tenía tu comentario en conserva, pero el ajetreo que últimamente tengo y que bien sabes, ha hecho que me olvidara por completo.

    ¡Que hermosa se ve la vida cuando nos regala el positivismo que suele brillar por su ausencia! ¿No crees?

    Siempre me ha parecido injusto que el hombre se preocupe más en buscar vida en otros planetas empleando cantidades inmensas de dinero que bien podrían ir a parar a esas mentes y manos maravillosas que consiguen estos pequeños grandes milagros.

    Y como bien dices, para nosotros y también en el caso de la protagonista de esta historia, la Confianza.

    Un besote gordo


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