martes, 3 de octubre de 2017

A ras de suelo



Busqué un lugar donde llorar como un niño para sentirme mejor hombre.

Busqué un lugar, donde enterrar lo peor de mí abriendo alma, corazón y sentimiento.

Y lo encontré. Y al encontrarlo, me encontré también conmigo mismo. Con ese otro yo que no sabía, o no quería que existiera.

Un tipo imperfecto como el que más; desmadejado en pensamiento y obra; acelerado en conclusiones, crítica y orgullos.

Uno que pensó que era y no era así. Uno de tantos, que de poco hacía mucho sin darse cuenta que para ser algo, debía comenzar por ser nada.

Me dejé llevar. Ver, oír y sentir, fueron los verbos que me acompañaron y deseo me acompañen siempre.

He visto, oído y sentido, en apenas cuarenta y ocho horas, asombros escondidos, palabras en torrente, pañuelos enjugando miserias, abrazos en brazos de grandes hombres fundidos en ojos sinceros.

Hombres de grandes cumbres venidos a ras de suelo. Hombres que siendo grandes, ahora lo son aún más siendo pequeños.

Hoy, quien me conoce, sabe que mi fachada no cambió; pero mi mirada sí.

Una mirada con ojos de comprensión, de respeto, de sinceridad, de tristezas decoradas de alegría, de iras en calma y soledades tumultuosas.

Busqué un lugar donde llorar como un niño para sentirme mejor hombre…

… y lloré



*Dedicado a los que han hecho posible estas letras. A mi mujer y mis hijas por regalarme su amor con esta aventura; a Daniel (ese “padre” que todos queremos tener y tenemos); a mis hermanos de mesa, mantel y alma Arturo, Jesús, Fernando, Óscar y Nacho; a Pablo (el mejor compañero y amigo de habitación que podía tener); Roberto (un gran tipo que acabo de descubrir) y a otros más de ciento treinta hombres que como yo buscaron y hallaron a Aquel sin el cual seríamos niños perdidos.




4 comentarios:

  1. Querido luismi:
    Como me gustan los hombres imperfectos!!! Si,esos que se saben reconocer en la nada, esos que ven sus defectos y los cambian, esos a los que las lágrimas les hacen grandes.
    No se donde encontraste ese lugar, pero sabía, desde el momento que dijiste que ibas, que el Luismi que marchaba ya no volvería.
    Se, que hay lugares donde limpias el alma y me alegro de que lo encontrarás.
    Pocas veces se disfruta llorando, y tu lloraste tus penas y seguro que reconociste bastantes alegrías.
    Me alegro, querido amigo, de tu encuentro con hombres buenos.
    Que El, os guarde.

    ResponderEliminar
  2. Querida amiga:

    Qué difícil me resulta haber vivido una experiencia así y no poder compartirla en plenitud con las personas que aprecio. Ni debo, ni haría ningún bien con ello.

    Sin embargo, sí que debo decir que todos sin excepción deberíamos hacer un alto en el camino y reflexionar hacía dónde nos conduce nuestro destino y sobre todo si lo estamos haciendo correctamente para bienestar propio y el de los que nos rodean.

    Te contaría mil cosas, pero sólo te diré una:

    Ve y déjate llevar

    Con todo el cariño te agradezco tu comentario.

    Besos




    ResponderEliminar
  3. Me alegro de ese encuentro. Todos deberíamos tener una experiencia así, te hubiera acompañado con gusto, te lo prometo.
    Un abrazo Luismi.

    ResponderEliminar
  4. Querida amiga, me alegra saber que te hubiera gustado aunque a éste en particular no hubieras podido porque era sólo de hombres. También existen para mujeres y aún mejor para jóvenes (éste sí que es mixto) y por experiencia de mis hijas, igual de gratificante). Si te animas, me lo dices y charlamos.

    Muchas gracias y un abrazo enorme.

    ResponderEliminar

Se agradece siempre tu compañía y opinión. Este blog sería un algo en la nada sin comentarios.
Gracias

Privilegiado

El diccionario nos revela que una persona privilegiada es aquella que tiene cierto privilegio, ventaja, derecho especial, prerrogativa o acc...