martes, 28 de noviembre de 2017

Golpe bajo




Me siento un pequeño hombre acurrucado en un rincón entre muchedumbre que escucha a otro hombre que sin ser mayor, sí es más grande.

Su habla le delata como francés y necesita de acompañante que le traduzca.

Casi no fue necesaria su traducción, porque este hombre no habló con la palabra; lo hizo con el sentimiento de quien se vio sorprendido primero por la maldad de lo humano y después por la grandeza de lo divino.

Un hombre que buscó en lejanas tierras su propio destino para bien de su alma y ayuda al prójimo.

Buscó silencios y encontró muerte; buscó esperanza y halló desesperación; buscó una paz en guerra y descubrió una guerra en paz. Quiso ser libre y encontró la mordaza del fanático que no ve más allá de su locura. 

Ojos de odio lo miraron y media sonrisa devolvió. Golpe a golpe lo trataron; "cuenta a cuenta", se curó.

Vivió día a día pensando que sería el último. Puede que así fuera, pero también pensó que podría ser el primero de una eternidad.

Pasaron los días y el odio de su carcelero y torturador se convirtieron primero en un silencio, después en una mirada y por último en un ¿necesitas algo? 

Ese día, ese hombre, supo más que nunca que en la soledad de una celda, nunca estuvo más y mejor acompañado. Llegó a pensar y decir que nunca encontró una libertad interior mayor que cuando estuvo preso, porque no necesitaba nada. 

Me impactó, lo admito. Y aún más lo hizo cuando quiso compartir íntimamente con los cientos de oídos atentos que le escuchábamos, aquello que cantó, rezó y fue su mejor compañera en los peores momentos de soledad y sufrimiento. 

Una oración, una canción que yo infravaloré tantas y tantas veces de repetitivos ensayos en ese coro que yo un día abandoné. 

Quise cantar con él y no pude. De mi garganta sólo podían salir notas de un pentagrama anegado de lágrimas.

Fue un golpe bajo señor Mourad; fue un golpe bendita y gloriosamente bajo, Señor.


G R A C I A S






 * Dedicado al Padre Jacques Mourad, secuestrado durante tres meses por DAESH en Siria. Gracias por compartir su experiencia con gentes que algún día quisiéramos llegar a ser como usted aunque para ello nos aguarda un larguísimo camino por recorrer.

* Dedicado también a todos aquellos (cristianos o no) perseguidos, maltratados y asesinados por el fanatismo ciego.

* Y por último, dedicado a ese Dios, mi Dios que me empuja de vez en cuando a reaccionar con golpes bajos que me hacen tanto bien.







5 comentarios:

  1. Querido Luismi.
    Ya sabes mi opinión. Sólo apuntar que casualmente el domingo vi una entrevista a un joven periodista secuestrado siete meses. Inexplicable lo que puede pasar en las mentes de esos reaccionarios que sólo saben sembrar el terror. La fortaleza del hombre de bien, Que buscando su futuro en el trabajo de sus sueños siente que le roban la vida.Dolor al ver sus lágrimas correr por su cara al reconocer que intentó quitarse la vida varias veces. Ascó al saber que su carcelero le dejo las cuchillas para que lo hiciera.
    Tu sacerdote y el periodista perdonaron y volvieron. Yo como madre no puedo concebir el perdón. Iré al infierno, supongo

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  2. Como siempre tus palabras dicen tanto... He leído el sufrimiento por el que pasó, no le conocía y tuvo que ser horrible. Desde luego la fe mueve montañas.
    "Tenía un gran consuelo en el hecho de saber que podía compartir de alguna manera los sufrimientos de Cristo. Al mismo tiempo, me sentía tan confundido por esto, porque pensaba que no era digno de esa gracia. Perdonaba a mi torturador, en el mismo momento en que me golpeaba".
    Admirable.
    Un abrazo Luismi.

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  3. Sí eso fuera así, el infierno estaría muy cerca. Sin embargo, no debemos caer en la desesperación de lo que sucedió y puede seguir sucediendo.

    Tiempo al tiempo vida s vida.

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  4. Sí eso fuera así, el infierno estaría muy cerca. Sin embargo, no debemos caer en la desesperación de lo que sucedió y puede seguir sucediendo.

    Tiempo al tiempo vida s vida.

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  5. Mi querida Remedios, estos hombres pareciera como si estuvieran hechos de otra pasta. Aunque quizás sea la enorme fe que profesan.
    Personas increíbles y admirables.

    Un abrazo.

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Se agradece siempre tu compañía y opinión. Este blog sería un algo en la nada sin comentarios.
Gracias

Y vueltas y vueltas…

            Te movías al son de océanos de agua cristalina; yo te observaba con la mirada de quien bajo un asombro temporal, atisbaba un fin...