miércoles, 14 de febrero de 2018

Una niña por sonrisa



Altas horas de la noche; un sofá, una mujer tras unas gafas, un libro entre sus manos y una sonrisa dibujada en su rostro.

¿Por qué sonríes? le pregunto.
Por esta historia, me responde.

Me habló de un pastorcillo, de una historia que por increíble, pudo ser y de una niña que sin ella saberlo, me hablaba entonces.

Esa niña que hacía algún tiempo no encontraba y por fin hallé.

Porque unas letras te pueden transportar a otros mundos; pero benditas las letras que transforman inquietud en paz, desazón en juegos infantiles y dolor, en olvido durante el tiempo que dura esa sonrisa.

Así que después de pertrecharme con bufanda al cuello, mochila al hombro y sabor a café recién hecho en los sentidos, marché cerrando la puerta con un beso en los labios y con la imagen en la retina de una niña sonriente que sonriendo me esperó.


2 comentarios:

  1. En mi caso, también me ocurre con alguna persona en mi vecindad, nos saludamos siempre, pero nunca hemos tenido un dialogo.
    Un abrazo.

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  2. Muchas gracias Matías por tu comentario aunque creo que te equivocaste de entrada. Un abrazo

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Se agradece siempre tu compañía y opinión. Este blog sería un algo en la nada sin comentarios.
Gracias

Y vueltas y vueltas…

            Te movías al son de océanos de agua cristalina; yo te observaba con la mirada de quien bajo un asombro temporal, atisbaba un fin...