martes, 13 de marzo de 2018

Gusanitos



Un día ventoso, desapacible; un domingo que invitaba más a zapatillas y caldos que a salidas más allá de un pan para comer.
Pero la devoción más que obligación, llevó mis pasos hacia donde repican las campanas de once en una torre con reloj de doce y cuarto.
Distinto banco, mismas caras, músicas y ornamentos.
Un hueco vacío a mi lado; nadie lo ocupaba. De repente, unos pantalones largos, unos zapatos negros, un abrigo gris y poco más de un metro de niñez de moreno cabello, se sentaron a mi lado.
Un chaval, un niño de blanca tez y mirada serena que portaba entre sus manos una colorida bolsa de salados gusanitos del que todos alguna vez nos hemos embadurnado labios y sonrisas.
Sus manos no se separaron de la bolsa ni un momento; era un tesoro a guardar esperando la ocasión para ser devorados.
Impropia quietud, tranquilidad, educación y saber estar en un niño de tan corta edad que me sorprendió con oraciones, golpes de pecho y respuestas que sabía cuál experto de almas mirando al cielo.
Admito que en esa ceremonia, yo jugué más que escuché; pensé más que atendí y me admiré más que sentí.
Porque ese niño en un momento especial, se arrodilló a mi lado, escondió la cabeza entre sus hombros y se mantuvo quieto, muy quieto como si el tiempo se hubiera detenido en él.
Instantánea de una escena que me admiró profundamente; una imagen de inocencia, de silencio interior, de un niño que sólo separó una de sus manos de su tesoro más preciado, para apretar la mía en una paz que para mí y para todos quisiera conservar siempre.
Marchó por donde vino; sin nadie que le esperara alrededor y dejó a un tipo como yo unos minutos dando gracias a un cielo que vino a verme con sabor a gusanitos.


*Quiero dedicar estas letras a otro pequeño niño y su familia que horas más tarde atravesaron el corazón de muchas personas que no podemos comprender la maldad del ser humano.

A Gabriel y tantos otros ángeles que hoy y para siempre comerán gusanitos sabor a Gloria.

   

5 comentarios:

  1. Querido Luismi:
    Que agradable es comprobar que sigues sacando maravillosas historias de cosas tan cotidianas.
    Nadie como tu para eso.Que envidia me das.
    Yo, no se si será mi amor de madre o mi demonio interior que me impide salir del atrolladero de sentimientos que tengo últimamente en mi vida. Me cuesta pensar en algo más allá de la desesperanza y me mantengo con un mal humor épico.
    Tengo tantos sentimientos encontrados que me sorprende ver la facilidad con la que tu miras la vida. No entiendo tanta maldad como vemos en estos días y no encuentro la bondad que desbordan unos padres rotos.
    Lo dicho. Que envidia.

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  2. Querida amiga:

    Leo en ti palabras como desesperanza, envidia, atolladero, maldad, demonio, mal humor épico… ¡Qué palabras más oscuras!

    Cualquier día de estos vuelven a poner tu nombre a otra de esas borrascas de negros nubarrones y no debes permitirlo.

    Siempre, cualquier pequeño detalle simpático o simplemente que nos haga sentir bien, debería bastar para pisar todo lo malo (o que creemos nosotros que es malo), que la vida nos da. Si no es así, la carga de nuestra existencia, será pesada y dura y ninguna persona de bien merece eso.

    No sé si es facilidad lo que tengo a la hora de mirar la vida. La vida en sí me golpea muchas veces; incluso aunque no te lo creas, puede que duramente; pero tengo dos opciones cuando eso ocurre: una, es la de mantenerme en modo cabreo perpetuo de 24 horas y la otra, sacar de lo malo lo bueno y de lo bueno, lo mejor.

    Hace poco, una persona muy cercana a mí me dijo que está encontrando más gracias que desgracias en una racha que lleva bastante complicada anímica y físicamente. Esa es la actitud que yo intento mantener siempre. ¿Sabes por qué? Porque de ese modo, lo bueno por pequeño que sea, se saborea más y mejor.

    Me gusta al menos reír o hacer reír una vez al día; si no lo consigo por cualquier motivo, al día siguiente procuro hacerlo dos veces. Surte efecto, te lo puedo asegurar.

    Cualquier detallito merece la pena; unos gusanitos, una sonrisa, un caramelo, un bocata mortadela… todo sirve para ver la vida con otros ojos.

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  3. Felicitaciones por tu maravilloso escrito
    Eres genial
    Un placer haber estado en tu blog

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  4. Qué pases una feliz Semana Santa junto a los tuyos.
    Un abrazo.

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  5. Muchas gracias. Feliz Semana para ti y los tuyos.

    Un abrazo

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Se agradece siempre tu compañía y opinión. Este blog sería un algo en la nada sin comentarios.
Gracias

Y vueltas y vueltas…

            Te movías al son de océanos de agua cristalina; yo te observaba con la mirada de quien bajo un asombro temporal, atisbaba un fin...