Su mirada, perdida; su cuerpo que no hace mucho
vestía elegantes trajes de corbata a
juego, deambula de un lugar a otro sin un destino ni rumbo concreto.
Vecino de siempre, aunque nunca amigo en
amistad; más por conocer que conocido y persona coincidente de saludos en
escalera y nada más allá que nos uniera o dejara de unir.
Pero es ahora, al cabo de unos lustros hechos
décadas, cuando su destino de cerraduras que no abren en puertas equivocadas o
ascensores que le transportan a una planta de edificio con número dos, aunque
él pensó siempre en un tres, ha hecho
que este hombre cruzara el umbral de su camino para llegar al mío y comenzar a
ser una parte de la inquietud que me embarga al tocar esa parte sensible que en
mí hace saltar alarmas de servicio a los demás.
Vigilantes se nos suplica estar; implorante de
ayuda la mujer que siempre le acompañó, acompaña y salta casi al vacío de unas
lágrimas a punto de precipicio.
No le faltará una mano ni un desvelo que vigile
sus pasos ni acciones con el único fin de proteger de sí mismo a quien yo llamo
Manolo, otros Alzheimer y todos con el debido respeto y cariño, Sr. Olvido.
*Dedicado a todas las personas que como mi
vecino Manolo sufre la crueldad de una enfermedad que se olvida de tener
misericordia con quien la sufre y sobre todo, con los familiares y amigos que la
padecen. A todos ellos, con mi apoyo y mi mano tendida.
Querido luismi:
ResponderEliminarQue doloroso es el olvido. Que penoso para el que acompaña en ese camino sin sentido a quien lo padece.
Que cruel el destino que después de una vida de lucha y esfuerzo por aprender y saber más y mejor, castiga con el olvido a quien le toca este castigo.
Dolor de los que te aman y a los que olvidas querer como desearias , angustia de mirar a otro lado y por un momento perder a quien tanto te necesita.
Todo mi ánimo y mi admiración.
No podría ser de otra forma viniendo de ti.
Terrible y cruel enfermedad que la he vivido y padecido con mi madre. Nadie sabe lo que se sufre al ver el deterioro de un ser querido, que no puede hablar, ni reír, ni siquiera conoce, todo porque sus neuronas desgastadas le han convertido en el señor olvido.
ResponderEliminarUn abrazo Luismi.
Mi querida Lady Writer:
ResponderEliminarAgradezco tus palabras. Es un trabajo común que debemos autoimponernos todos los que de alguna u otra forma tenemos contacto con este hombre. No está aún en un estado avanzado en su enfermedad, pero comienza a ser preocupante el hecho de no saber a ciencia cierta cuál es la puerta de su casa. Estamos pendientes los vecinos, el frutero, la gente del bar... En definitiva todos los que no queremos que algún día aparezca en ningún cartel como desaparecido.
Creo que todos tenemos un corazón y un deber moral para ayudar a personas así.
Gracias
Querida Remedios: afortunadamente, en mi familia no hemos padecido directamente esta enfermedad aunque a mi padre lo trataran en sus últimos años con medicación como tal, sin haber llegado nunca a esos extremos. Por lo poco que conozco y ahora por lo que estoy viendo, debe ser tremendamente duro para los familiares que la tienen que vivir día a día.
ResponderEliminarUn abrazo querida amiga