No
es habitual en mí permanecer en silencio delante de un teclado o sujetando una
pluma desechable; pero por alguna extraña razón, no me incita últimamente el
pensamiento a mover dedos ni seguir más o menos rectamente una línea.
Dejadez
que no desidia; malagana que no desgana; no sé. El caso es que adentrándome más
por casualidad que curiosidad en mi propio Café, me encuentro sin letras que
ofrecer o compañía que buscar desde hace ya casi un mes.
¿Nada
que reseñar durante este tiempo? ¿Nada que captara mi atención en estas
semanas? Pues sinceramente, no. O al menos no en la forma habitual.
Ni
políticas recientes, ni “futboles” atrayentes, ni conversaciones, hechos, o
situaciones que me empujaran al precipicio de la opinión, meditación o crítica
constructiva.
En
resumen, un electro o encefalograma plano que sin llegar a muerte, sí que
podría denominarse como un coma intelectual inducido.
Es
aquello de “no pienso, luego no escribo”. O más grave aún si empleo interrogantes como
¿de qué me sirve pensar? ¿de qué me sirve escribir?.
Tentado
estuve, estoy y estaré siempre de usar interrogantes, pero siempre que no me
trasladen al lado oscuro de mis propias intenciones.
Ser
espectador más que actor o figurante más que figura, hablando de letras, de mis
letras, no va con mi persona. Por otro lado, forzar la máquina aunque ésta sea
la de escribir, tampoco.
La
inspiración es esa señora de buen ver que viene y va y no suele permanecer
mucho tiempo en un sitio. No se trata de buscarla si realmente no se deja
encontrar. Se trata más bien de dejarla entrar cuando decida regresar.
Así
que durante este tiempo, como si fuera el santo que no soy, me he dedicado a la
vida contemplativa, sin más. Sin buscar un tercer pie a ningún gato.
Mentalmente,
hubo cosas que anoté; pero de ahí a discurrir ideas y tiempos, va cuarto y
mitad de mundo.
He
visto gentes; charlé con algunas; esperé de otras y choqué con muros. Esos
muros o parapetos que quizás hacen inviable mundos mejores, más humanos, más
comprensivos, más alegres, incluso en personas que debieran o debiesen ser
espejos en quien mirarse.
No
tuve suerte; no percibí sensaciones, ni grabé momento alguno. Un ni fu y poco
fa. Una obra de teatro sin actores buenos, siendo aconsejable hacer mutis por
el foro hasta un nuevo estreno.
Pues para no tener inspiración, te has explayado bien, como siempre. Sin ganas y en plan "pasota" tus letras llegan, al menos a mi que he pasado por momentos bastante duros desde que comenzó el año. Y aquí sigo y no pienso tirar la toalla, aunque en mi ojo izquierdo se haya colocado una mancha negra y alargada, que me impide mirar la claridad y me tenga en ascuas la retina. Ésto y otras situaciones familiares en cuanto a la salud por las que he pasado. Y aquí sigo.
ResponderEliminarDecía Sir Winston Churchill que el éxito es la capacidad de ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo. Y decía bien.
No llames a la señora inspiración, sabe muy bien cuando regresar.
Salud, Luismi, salud para todos los tuyos y para ti.😊😊
Vaya amiga. Siento que no estés pasando por buenos momentos. Gran frase la de un gran señor como pocos.
ResponderEliminarEspero que las cosas aunque despacio, vayan mejorando para ti y tu familia.
Muchas gracias por tus palabras y tu compañía de siempre.
Mucho ánimo y un fuerte abrazo.
Querido Luismi...
ResponderEliminarMenos mal que no tienes cerca a esa gran señora, creo mejor que no la miras bien porque estar creo que está...quizás no quieras mirarla pero si te vuelves la verás porque la tienes muy cerca.
Describes eso del encefalograma plano bien...Yo estoy desconectada y totalmente plana . El miedo a no poder seguir y el temor a enfrentar los problemas que no deseo me llevan a abrazar ese estado médico.
Dudo mucho que no tengas nada a lo que sacar punta, tu luchador incansable tienes la obligación de sacar punta....afila y escribe.
Mil besos
Pues créetelo, pero es así. De esas ocasiones en las que no me dejo sorprender quizás porque llega ya un punto en el que nada me sorprende.
ResponderEliminarHay que enchufarse aunque no apetezca.
Debemos reactivarnos sea como sea. Miles de cosas esperan ahí fuera que nos puedan sorprender aunque sea para "bien".
Como decía alguien por ahí "hoy puede ser un gran día..."
Y si no lo es, hagamos que sea.
Ya sacaré punta aunque sea en otro barrio bloguero.
Besos mil
Pues cuando la inspiración no quiere venir es mejor dejarla descansar. Una vez descanse puede que entre con más fuera, pero nunca hay que forzar las situaciones y si no te atrae escribir sobre esto o aquello, pues es mejor dejarlo. En cualquier caso, el hecho de escribir que no te apetece hacerlo ...¡ya es escribir!
ResponderEliminarUn abrazo, Luismi
Muchas gracias Rita (o Pilar). No sé exactamente cómo llamarte. Pues sí, visto así tienes razón. A lo tonto, me pongo a escribir y escribo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo