En estos tiempos en los que se llenan muchas bocas y seguramente más los
bolsillos por cuidar un medioambiente; de luchas por evitar un cambio esta vez
climático; de concienciar a quien no debieran porque no se atreven con los
verdaderos culpables y poderosos.
En estos tiempos de pregonar ejemplos de pureza surcando cielos a dos
metros con alas de olor a queroseno, o cruzando océanos llevados por el viento
sin apartarse de tecnologías que llevan a sus espaldas esclavitudes de niños
sin futuro, aparece como por arte de magia, un ejemplo:
–
Pepa, no me quedo tranquilo. He echado la basura
donde no debía.
–
José Mari, déjalo. No le des más vueltas.
Estas fueron las últimas palabras de un ejemplo. Un señor en un mayor sentido
que el literal. Una persona que miró por el resto antes que por él mismo.
Es la pequeña gran historia que como todas, caerán pronto en un olvido
adornado de guirnaldas, felicitaciones y parabienes de una Navidad y un
propósito de feliz año nuevo.
José María San Martín, un jubilado de 79 años,
falleció en la
madrugada del pasado día 1 quizás por tener buena conciencia; por ser buen
ciudadano; por intentar dejar un mejor futuro a las generaciones venideras.
Su
equivocación no fue dejar una bolsa de basura en el contenedor equivocado, no.
Su “equivocación” fue la de regresar empujado por sus pensamientos de haber
obrado mal. No le importó la hora, ni la noche cerrada, ni el cansancio
acumulado. Debía cumplir con su deber y cumplió no hasta la extenuación sino
hasta el infinito y más allá.
Se
encontró de cara con la muerte y murió; murió como un héroe entre basuras;
murió fulminado por un corazón que no resistió un ataque.
Parece
un contrasentido, pero murió entre basusras dando ejemplo a los demás; los
demás o más contretamente aquellos que quizás sean “basuras ejemplares” que sin
dar ejemplo del verdadero, copan portadas de revistas y titulares de renombre.
Me
da lo mismo que se llamen Greta, Pedro, Pablo o como les dé la real gana. Si
siendo niños los llaman activistas sin haber pisado un charco o jugado a ningún
“me escondo para que me encuentres”; o si siendo adultos se refugian en el
cuento de “haz lo que yo te diga, pero no hagas lo que yo hago”, no me vale su
ejemplo.
Más
les valdría a estos “activistas del cuento”, luchar por unos valores, por una
buena educación desde niños; por una buena concienciación familiar (que es
donde debiera empezar el niño a ser hombre o el hombre a ser niño).
Pero
no, eso no da negocio; eso no interesa; eso no da votos ni millones de “likes”.
Interesan más grandes hermanos, que Hermanos de verdad. Interesan más mujeres,
hombres y viceversas, que verdaderos Hombres y Mujeres en todos los sentidos
independientemente de su orientación sexual.
Interesan
cabezas huecas o llenas de fantasías irrealizables, que aquellas otras de dos
dedos de frente. Interesan los rebaños que solitos se lanzarán desde
precipicios cuando no interesen.
Y
mientras tanto… muere un hombre que quiso, quiere y querrá siempre que la
basura que a él le mató, no se convierta en abono de sinsentidos.
A
este héroe sin disfraz, a este ejemplo de convivencia hoy brindo mis letras y
un agradecimiento sincero por hacer de su pequeño gesto, un abrir ventanas para
que entre el verdadero aire puro que tanta falta nos hace.
Gracias
José Mari
No puedo estar más de acuerdo contigo.Los verdaderos héroes, las personas que deberíamos tener como referente, no salen en televisión, ni en las redes sociales...Son silenciosos, hacen su trabajo en silencio, sin que nadie lo note, se pierden entre la gente común. Y eso les engrandece más todavía.Un abrazo.
ResponderEliminarAsí es Rita. De los más simples, lo más grande.
ResponderEliminarUn abrazo
Mientras que los los dirigentes mas poderosos del mundo no se impliquen en la tarea de dejar de echar porquería a la atmósfera, de poco servirán las cumbres del clima.
ResponderEliminarSaludos.
Justamente los que no aparecen por la Cumbre de Madrid, Matias.
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
Un saludo
Me encantas como escribes y tus palabras danzan
ResponderEliminarMuchas gracias. No sé si lanzarán como dices. Si la sinceridad baila, entonces sí.
ResponderEliminarFeliz Navidad