domingo, 5 de febrero de 2012

Qué os voy a contar ya...

Hablar de lo que aconteció el pasado día 3 de febrero en la Sala Caracol de Madrid en la presentación del nuevo disco de El Desván del Duende, sería muy fácil en mi caso, aunque los que ya me conocéis de hace tiempo, pensaríais que es más de lo mismo. Y efectivamente, no os equivocáis.

En una gélida noche madrileña, la rumba-reggae-rock-balada calentó el ambiente hasta su máxima expresión. La gran entrega de siempre, la profesionalidad de la que hacen gala, el sonido impecable, la alegría que contagiaron a los varios centenares de personas que pusimos el cartel de “completo”, esa unión con el público y en definitiva, ese buen rollo del que todos nos impregnamos cada vez que asistimos a uno de sus espectáculos es el más corto y mejor resumen que puedo hacer de otro gran espectáculo.

Pero también los que me conocéis sabéis de mi afición por buscar pequeños detalles en cada una de estas vivencias. Unas veces, esos detalles los encuentro y otras vienen solos.

Y son esos detalles los que a la larga quedan en la memoria y aún más en la mía que suele ser de pez globo.

Recuerdo de esa noche, que al tener que ir obligatoriamente a realizar algo que nadie podía hacer por mí, recorriendo toda la sala desde casi el escenario hasta la salida, casi al llegar escuché algo así como ¡Luismi! ¡Luismi!. Y al volverme, me encontré con un hombre más joven que yo, lo cual no es tan difícil, que con cariño inmenso me saludó y me recordó que nos conocimos en otro concierto de estos amigos que tenemos en común.

Parece increíble que sin apenas habernos visto más que un par de veces, habláramos como si nos conociéramos de siempre y con un respeto y admiración mutua digna de elogio. Me alegro enormemente de este encuentro y por ello no podía dejar pasar la ocasión de hablar de este hombre de nombre Nacho y a partir de ya con apellido “amigo” ,

Son estos los detalles que afortunadamente me han tocado vivir prácticamente en cualquier nuevo espectáculo de estos grandes artistas que consiguen con su música y su trato con la gente, un ambiente sano de arte y amistad.

Como el gran Miguel Vivas escribió en la dedicatoria que me hizo en el disco, “En fin… más de los mismo. Qué te voy a contar ya.”




10 comentarios:

  1. Seguro que la noche no tuvo desperdicio! Basta ver las sonrisas de la foto para contagiarse de tan buenas sensaciones.
    ah! Ya tengo mis entradas!!jeje
    Un besazo!

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  2. Que hermosa anécdota, un abrazo "Luismi" jajaja :)

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  3. Te encantará el concierto Mónica. Además allí siempre será más especial. Por lo demás, qué te voy a contar que no sepas ya.

    Un besote

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  4. Una anécdota que me ha hecho sonreír de nuevo al leerla y que a pesar de lo cambiado que estás desde la última vez que coincidimos en ese méjicano con acento a Heineken y olor a madrugada, te reconocí jejeje. Me encantó volver a hablar contigo como aquella primera vez que coincidimos gracias a esa "chica" llamada Penélope y sus protectores de El Desván del duende xD. A ver si volvemos a coincidir pronto. Un abrazo muy grande.

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  5. jejeje. Me alegro de vivir coincidencias así. Esperemos que se repitan muchas veces.

    Un fuerte abrazo amigo.

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  6. No sabes la envidia(sana???existe envidia sana????jajaja) que siento...Tu viviste el momento, nuestra amiga Monica ya tiene las entradas...y yo que este año no podré subir a BAdajoz pa verlos...tendré que esperar que bajen por el Sur....A ver pa cuando podemos coincidir en ese Encuentro Desvanero.....un abrazo

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  7. Pues claro que existe ese tipo de envidia. ¿Por qué crees que estamos tan sanos? jejeje. Tranquilo que seguro que algún concierto por tierras gaditanas, seguro que cae.

    Un abrazo amigo.

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  8. Aunque sea un topicazo..., una imagen vale más que mil palabras. Vuestra expresión lo dice todo. Me alegro que disfrutarais.

    Un besazo

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  9. Gracias Amelia. Realmente, este es uno de esos casos. Nada mejor que una imagen. Bueno, lo mejor, es vivirlo.

    Un besote.

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Y vueltas y vueltas…

            Te movías al son de océanos de agua cristalina; yo te observaba con la mirada de quien bajo un asombro temporal, atisbaba un fin...