jueves, 28 de noviembre de 2013

Sangre, sudor y risas

Una niña, un calcetín manchado de sangre y una sonrisa, parece una combinación o cóctel inusual. Y realmente así lo creo.

Pero cuando esa niña al abrigo del hogar reclama mi atención sin reproches, con orgullo en la mirada y felicidad en el rostro, lo que en principio podía ser motivo de preocupación, se convierte en anécdota. Y lo que debería ser una herida como tantas otras, ahora es una herida de batalla, una herida por esfuerzo, un trofeo de guerra por el afán de superación.

Porque esa niña, minutos antes, con noche cerrada, salió a la calle y bajo un frío invernal y un aire gélido, pateó corriendo, paso a paso, pisada a pisada, las duras aceras de su oscura ciudad.

Llevaba puestas las zapatillas de su hermana. Corrió por los mismos sitios que aquella y su padre lo hacían no hace tanto tiempo.

El esfuerzo, era grande. Una mano de kilómetros nunca los sintieron sus piernas. Su aliento, en ocasiones, aceleraba más que su corazón. Su pensamiento por un lado le hablaba diciéndole: “Te quieres morir”; pero otra voz más potente, más grave y convincente, le gritaba con cariño: “Eres grande, tú puedes, nada te lo impide”.

Y su ánimo le dibujaba sonrisas en los labios, fuerza en la mirada y un rumbo fijo, una meta a alcanzar.

Yo fui testigo de esa entrega. Yo acompañé sus risas, sus silencios por el esfuerzo y su orgullo final por el objetivo cumplido.

Bien valen muchos sudores, algunas gotas de sangre perdidas y algún dolor en el cuerpo, porque querida niña, querida hija, un treinta y uno de diciembre, nos espera Vallecas con los brazos abiertos, miles de ánimos por las calles y una meta que aunque hoy aún parezca lejana, cuando la alcances, ya no podrás olvidar.



* Dedicado a mis hijas y a tantos y tantos locos de remate que no tienen otra cosa mejor que hacer que correr por las calles.











10 comentarios:

  1. No soy de correr, pero admiro a todos los que hacen lo que yo no puedo, y entre ellos, los que corren maratones. Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Y mi más sincera admiración!! Creo que el problema soy yo, que mi cuerpo no está hecho para eso, pero cuánto me fascina veros correr por las calles, libres, y sin más compañía que los pensamientos.

    Abrazos recuperadores!!

    ResponderEliminar
  3. Se agradece releante que admires a los locos esos que andan por las calles. Gracias.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Todo es ponerse Mónica. Yo pensaba lo mismo que tú, hasta que un día comencé primero a caminar. Cada día o cada semana, distancias más largas. Hasta que llegó un momento que me dije ¿y si corro un poquito? Y así empecé. Poco a poco, sin prisas. Mi hija pequeña, pensaba lo mismo y lleva conmigo entrenando poco más de dos semanas y si no pasa nada, en Vallecas felicitaremos el nuevo año. Anímate. Gracias por esos abrazos.

    Besos.

    ResponderEliminar
  5. ¿Tú crees que sois locos? yo creo que no, es una forma de rendir culto al cuerpo y a la mente. Correr elimina tensión y permite liberar cualquier otra cosa preocupante. Lo difícil no es empezar sino mantenerse, así que ánimos para tu hija y para vos.
    Caminar, camino, correr no puedo, tengo un desgarro en el menisco derecho que trato de aliviar, y sobre todo de pasar por el quirófano.

    Me ha gustado la forma que lo planteas. Abrazos.

    ResponderEliminar
  6. De niña me encantaba correr por la sensación de libertad que sentía. Ya después lo fui dejando y hoy ya ni dos pasos coriendo:)
    Que tu niña no lo deje, Luismi.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  7. ¿Que si me creo un loco? Por supuesto que sí y espero seguir loco de remate muchos años más, jejeje.
    El caminar también es una buena forma de mantener sano el cuerpo. Lástima lo de ese menisco, pero lo importante es no quedarse sólo haciendo vida sedentaria. Gracias amiga.

    Besos

    ResponderEliminar
  8. Espero que no lo deje Ohma. O al menos, que nunca lo olvide y aunque tenga temporadas que no lo haga, siempre vuelva. Gracias.

    Besos y abrazos.

    ResponderEliminar
  9. Pues de joven corría pequeños maratones en mi pueblo, hoy ya no puedo correr, pero te deja en forma, es bueno hacer ejercicio lo aplaudo.
    Gracias
    Un abrazo
    Sor.Cecilia

    ResponderEliminar
  10. Gracias amiga. Seguiremos practicando mientras el cuerpo y la mente nos dejen.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar

Se agradece siempre tu compañía y opinión. Este blog sería un algo en la nada sin comentarios.
Gracias

Y vueltas y vueltas…

            Te movías al son de océanos de agua cristalina; yo te observaba con la mirada de quien bajo un asombro temporal, atisbaba un fin...