Parece que
fue ayer y va camino ya de cinco años que este Café del Swing abrió sus puertas
con el miedo a lo desconocido de alguien como yo que más como un juego,
divertimento o curiosidad, se inició en este mundillo bloguero al cual me
honro pertenecer.
Ha llovido
mucho desde entonces; muchas han sido las historias, vivencias, pensamientos y
sentimientos que una pequeña parte de mi cerebro ha querido procesar y plasmar
en cada entrada de este humilde blog.
Por él ha
pasado gente de todo tipo, condición y opinión, que con sus comentarios
públicos o no, han dejado un granito de arena que poco a poco han ido formando
la razón de ser de que aún hoy, un servidor, se atreva a seguir contando lo que en su mente ocurre o discurre.
Diversa
gente me pregunta si merece la pena abrirse al mundo de esta manera.
Desde mi
punto de vista, sólo puedo dar un sí rotundo a esa pregunta.
Soy de la
opinión de que quien escribe algo, es porque antes lo pensó. Si lo pensó es
porque tuvo una iniciativa, intuición o vivencia y si tuvo todo eso, es porque
pertenece a esa clase privilegiada de personas que se sienten y quieren
sentirse vivas con algo más que el discurrir de los días.
Recuerdo que
al principio, pensaba que yo no era nadie en esto de las letras y que más que
un proyecto de escritor, era más un simple escribiente o “escribidor” como me
gusta más definirme. Curiosamente, al cabo de estos años, sigo pensando exactamente
igual.
Como dirían
Les Luthiers, sólo soy un mero, un mero… un mero, al compararme con verdaderos talentos que
llevan su creatividad a límites que yo ni en sueños seguramente, llegue jamás a
alcanzar.
He tenido la
suerte de conocer a varios de estos últimos de una manera virtual. Leyendo o
releyendo sus textos, poesías o relatos, he llegado a teletransportarme a otros
mundos o sentimientos, por el módico precio de una simple lectura a través de
una pantalla de ordenador.
Pero como la
vida, aunque no quiera reconocerlo, me trata bien, he tenido y tengo la inmensa
fortuna de haber conocido personalmente también a algunos de ellos.
No sé o no
recuerdo bien si fue antes la casualidad, los contactos en común, o simplemente
el destino con final feliz, los que durante estos años me han llevado a unirme
especialmente a cuatro personas por las que siento un especial cariño, simpatía
y admiración.
Pudiera deducirse
que pensamos, sentimos, o creemos en lo mismo. Nada más alejado de la realidad.
Ni por ideologías, creencias, proximidad en tiempo y espacio, seguramente se
nos podría incluir dentro del mismo grupo.
Pero nunca
mejor que en este caso, creo que los polos opuestos, se atraen. Y voy más allá.
Creo que la riqueza de conocimientos, está en la conjunción y diversidad de
opiniones que cada uno de nosotros pueda aportar a algo tan hermoso como lo que
creo en mi modesta opinión que ha surgido en estos años:
Amistad
De una
hipotética coctelera en la que pudiéramos mezclar las edades, experiencias,
ideas, ideologías, creencias e inquietudes de cada uno de nosotros, me queda
además de esa amistad, un enriquecimiento cultural que en los tiempos que
corren, debo guardar como un tesoro.
Podría hacer
una síntesis de cada uno de los blogueros de los que hablo, pero sería injusto
y poco objetivo precisamente por esa amistad que me une a ellos.
Pero como también los que me conocen saben que si callo algunas cosas reviento, no me queda más remedio que resumir qué me dice cada uno de estos nombres:
Pero como también los que me conocen saben que si callo algunas cosas reviento, no me queda más remedio que resumir qué me dice cada uno de estos nombres:
Mónica Pérez
(Mi niña grande): empezaré hablando por ella, por dos razones principales.
Primero, porque sin ninguna duda, es la más guapa del grupo. Y segundo, porque
a pesar de los años, me gusta seguir siendo un caballero aunque a veces eso me
haga parecer que se me paró el reloj. Comenzamos nuestra andadura bloguera casi
a la vez y rápidamente me cautivó su dulzura (con una de sus primeras entradas en las que
hablaba de unas maravillosas chuches) y su forma de escribir. Pero que nadie se
equivoque, que también sabe ser férrea y dura a pesar de su juventud. Creo que
es una gran escritora a descubrir aún por ella misma y como persona y mujer,
sobran las palabras.
Jesús Pérez
(Suso): hombre con una sensibilidad especial en sus letras y en sus actos. Si
lo ves en fotografía, rápidamente piensas: “tiene cara de buena persona” y
cuando lo tienes frente a frente… te das cuenta de que estabas completamente equivocado;
es aún mejor. Recuerdo especialmente una llamada suya para darme su apoyo en
momentos difíciles. Actos así, no se olvidan a pesar de mi memoria de pez
globo. Gracias a él fue posible este encuentro. Si no se llega a casar… (no me
cansaré de agradecérselo).
Alfonso Baró
(Sombragris) : quizás sólo nos una sin ninguna duda, nuestra devoción por el
maestro Knopfler. Por lo demás, los que me conocen, podrían pensar: ¿pero tú
con quién te juntas?. Pues me junto con un gran señor, fiel a sus ideas o
creencias. Un tipo con una creatividad sorprendente. Un caballero que habla y
sabe escuchar. Una persona por la que siento un aprecio especial y me honro en
tenerlo como amigo. Alguien que un día en un acto de valor incalculable, puso
música y voz a unas letras que escribí y unos sentimientos que plasmé. Lo único
que no le puedo perdonar a este hombre, por lo demás, es que tenga el pelo más
largo que yo.
Miguel Vivas
(El Vivas): lo conozco desde que hace ya unos cuantos años lo descubrí subido a
un escenario junto a sus compañeros de El Desván del Duende. Desde entonces, lo
he seguido y perseguido como músico y como persona. Un escritor y compositor de
esos que me dejan con mucha miel en los labios aunque desde mi ignorancia
poética, no haya sabido muchas veces descifrar. Regocijante creador de “polémicas”,
reconozco que alguna vez me sacó de mis casillas y me lancé a su yugular. Pero
quizás precisamente por eso, es uno de esos tipos por los que he luchado y
lucho por ser su amigo y creo que voy consiguiéndolo. Se me puso entre ceja y
ceja y en ese caso, amigo Vivas, no tienes nada que hacer.
El hecho es
que gracias a un blog, a ciertas ganas de escribir y de acertar más o menos en
lo que quería decir o expresar, el cómputo de buena gente por la que siento y
me hacen sentir una amistad personal, aumentó hasta convertirse en un hermoso repóker de amigos
blogueros.
A Mónica (La Persistencia de la memoria), Suso (El Horizonte dormido), Alfonso (Desde mi azotea), y Miguel (Palabrafernalia)…
P.D. Amigo lector, te aconsejo que si te gusta la buena música, escuches como se merece esa hermosa canción que sirve como fondo a esta historia. Gracias.

Esa foto y esos instantes los llevaré en el corazón mientras viva (y probablemente después también...ya sabes como pienso)...y estoy deseando que se repita más veces...Levanto mi copa por ese repoker y por la magia de las letras...un fuerte abrazo, AMIGO
ResponderEliminarBrindo contigo. Seguro que se repetirá más veces.
ResponderEliminarUn gran abrazo amigo.
¡Anda, qué bonito!!!!! dos homenajes, a tus amigos seguidores, en los que me encuentro y a ti mismo, por esos cinco años que muestran unas bonitas historias y un saber decir las cosas con ingenio y tacto.
ResponderEliminarFelicidades y un café.
Gracias. A ese café invito yo y las pastas que lo acompañan, también.
ResponderEliminarUn abrazo.