Los años pasan. Para algunos, muy lentamente; para otros como
yo, al ritmo de lo que dura un pitillo.
Como fumador que sigo siendo aunque no fume, pensando como
pienso que los que han sido fumadores habituales nunca dejan de serlo
realmente, intento tomarme la vida como un buen cigarro si es que existe realmente
alguno.
Ese buen cigarro, el de después de un placer de estómagos
hambrientos o de aquellos otros placeres que se comen con los ojos y se
acarician con la piel, acabará como todos hecho una simple colilla.
Pero ese cigarro, traerá recuerdos, pensamientos e historias
que contar aunque el interlocutor sea uno mismo.
Entre calada y calada recordaré personas, hechos y
circunstancias que me pudieran haber marcado a caballo de humos y brasas.
Familia, amigos, conocidos o no tanto, irán formando una
sucesión de personas por las que podré pensar “fue un placer conocerte” o por
el contrario preguntarme ¿valió la pena?.
Se quemarán etapas. Lo que no debería permitir nunca es
dejar que éstas se consuman por abandono.
Y así, ese pitillo acabará algún día; pero estoy seguro que lo bueno, lo realmente importante, aquello que de verdad merece o mereció la pena, renacerá de sus cenizas aunque sea en forma de un nuevo pitillo que encender.
Y así, ese pitillo acabará algún día; pero estoy seguro que lo bueno, lo realmente importante, aquello que de verdad merece o mereció la pena, renacerá de sus cenizas aunque sea en forma de un nuevo pitillo que encender.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se agradece siempre tu compañía y opinión. Este blog sería un algo en la nada sin comentarios.
Gracias