viernes, 7 de agosto de 2015

Cenizas

Los años pasan. Para algunos, muy lentamente; para otros como yo, al ritmo de lo que dura un pitillo.

Como fumador que sigo siendo aunque no fume, pensando como pienso que los que han sido fumadores habituales nunca dejan de serlo realmente, intento tomarme la vida como un buen cigarro si es que existe realmente alguno.

Ese buen cigarro, el de después de un placer de estómagos hambrientos o de aquellos otros placeres que se comen con los ojos y se acarician con la piel, acabará como todos hecho una simple colilla.
Pero ese cigarro, traerá recuerdos, pensamientos e historias que contar aunque el interlocutor sea uno mismo.

Entre calada y calada recordaré personas, hechos y circunstancias que me pudieran haber marcado a caballo de humos y brasas.

Familia, amigos, conocidos o no tanto, irán formando una sucesión de personas por las que podré pensar “fue un placer conocerte” o por el contrario preguntarme ¿valió la pena?.

Se quemarán etapas. Lo que no debería permitir nunca es dejar que éstas se consuman por abandono.

Y así, ese pitillo acabará algún día; pero estoy seguro que lo bueno, lo realmente importante, aquello que de verdad merece o mereció la pena, renacerá de sus cenizas aunque sea en forma de un nuevo pitillo que encender.



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