Hoy es un día más, un mes de diciembre como muchos y un
tiempo de Navidad como de costumbre.
Recapitular un año, sería largo y puede que tedioso.
Opinar sobre su bondad o no, es muy subjetivo y daría para muchas opiniones
contradictorias.
Podría relatar con todo lujo de detalles más de una decena
de historias con carga negativa, pero eso es algo que debe quedar dentro de esa
papelera de reciclaje que algún día vaciaré sin posibilidad de recuperar.
Enfermedades las hubo; despedidas también; pérdidas de
amigos y compañeros, sorpresas enmascaradas con lenguaje de traidor,
sinsabores, lágrimas, altibajos emocionales… En definitiva, esa cara oculta de
la vida que sin mostrarse abiertamente, se hace ver con toda su crudeza.
Pero mirando con otros ojos claros de esperanza, me
quedaron grabados detalles que como tesoros, guardo en la memoria que me falta
pero el corazón sabe cincelar a perpetuidad.
Me queda la serenidad del amigo enfermo que en continua
lucha sin descanso me sonríe con la fe de quien sabe que le espera un destino
mejor. Un amigo de abrazos, de charlas, de oraciones, de fe. Un verdadero
hombre de Dios que sabe sacar agua donde otros sólo veríamos un pozo seco sin
fondo.
Me queda la amiga que buscando un milagro, lo encontró y
hoy sonríe a la vida como siempre sonrió, contagiando con ello a todo aquel que
tenga la fortuna de encontrarse en su camino.
Me queda la lucha de un niño prematuro y sus padres por
hacer de lo normal algo extraordinario que sin duda les servirá para ser aún
mejores de lo que ya son.
El orgullo y las fuerzas de una madre y su hijo que como
dos gotas de agua idénticas sonríen en una foto que borrará por siempre esa
otra imagen del indeseable que no supo o no quiso apreciar lo que dejaba atrás.
El amigo que de la nada forja en metal sueños por cumplir.
Tardes de tercios alumbrando una amistad nacida del perdón.
Un grupo de personas a los que intento enseñar para conseguir un objetivo y que por ser como son, hacen del "maestro", un estudiante más.
Y ante todo, me quedan los míos, los de siempre; aquellos
por los que siempre merecerá la pena seguir en la brecha.
Me queda el ejemplo de una hija que en un año para
olvidar supo ver en la desgracia el mayor bien que también llevaba aparejado.
Encontrar fortuna en el mal no es fácil y ella lo pudo hallar.
El ejemplo de aquella otra que estudiando, trabajando y
siendo como es, me ayuda a ver la cara de esa juventud que también existe llena
de afán de superación desde la educación y los valores que nunca debieran perderse.
Y por último aunque siempre será la primera, mi chica. Una
mujer que recibiendo golpes por todos lados es un ejemplo de lucha, fuerza y
valentía que le impiden tirar la toalla en el cuadrilátero que su vida le
construyó desde muy pequeña.
Hasta ahí, lo que puedo ver, tocar y sentir.
Conservo además un Dios, una fe, unas gentes y hasta un
amigo de pelo y cuatro patas que me esperan en un lugar llamado Cielo.
¿Puedo pedir más? No
La lotería que juego, siempre me devuelve más de lo
jugado y aunque vista de sempiterno vaquero, desgreñadas melenas y barbas, por
dentro, siento que el hombre que soy siempre vestirá con la elegancia de un
traje y corbata.
* Con mis mejores deseos para toda la gente que me ayuda
a ser mejor y a todos aquellos que por unas u otras razones no supe, no
supieron o no quisieron acompañar mi camino, a todos…
FELIZ
NAVIDAD